El Barça ya ha completado su mercado veraniego con la llegada de Joan García, Marcus Rashford y Roony Bardghji, cumpliendo con las expectativas de Flick para afrontar la nueva temporada. Sin embargo, Joan Laporta no deja de mirar al futuro, consciente de que el club catalán necesita planificar el relevo de Robert Lewandowski, cuyo contrato concluye en 2026.
Entre los nombres que aparecen en la lista de deseos para liderar la delantera, Erling Haaland destaca como una opción que ilusiona tanto a la directiva como a la afición. Laporta sabe que un fichaje de esta magnitud sería un golpe mediático y deportivo. Y en las oficinas mantienen abierta la posibilidad de moverse si se dan las condiciones adecuadas.
Un Manchester City en entredicho abre un escenario nuevo
La situación de Haaland en el Manchester City comienza a generar interés en toda Europa. Tras una temporada marcada por la eliminación temprana en la Champions League y la pérdida de la Premier League, el equipo de Pep Guardiola ha quedado por debajo de las expectativas. Esta situación ha despertado dudas en el entorno del delantero noruego, que no descarta explorar nuevas oportunidades si el proyecto no recupera competitividad pronto.
Con contrato hasta 2034, Haaland no es un jugador fácil de sacar del Etihad Stadium. Pero su ambición deportiva y la posibilidad de asumir un rol protagónico en otro gran club pueden abrir una vía de salida. Laporta ya ha comenzado a mover fichas de forma discreta, siguiendo cualquier señal de desgaste en la relación entre el noruego y el City, para estar preparado ante una eventual oportunidad.
Laporta busca un golpe de efecto
Más allá del impacto deportivo, la posible llegada de Haaland tendría un componente estratégico clave. El presidente del Barça afrontará la recta final de su mandato con la intención de dejar una huella importante en la historia reciente del club. Un fichaje de este calibre recordaría operaciones históricas, como la de Lewandowski en 2022, decisiva para los proyectos de sus respectivas etapas.
No obstante, el reto económico es enorme. Para que la operación sea viable, el Barça necesitaría contar con la voluntad expresa del jugador, una negociación favorable con el Manchester City y probablemente nuevas fórmulas financieras. Por ahora, la estrategia es clara: mantener la discreción, vigilar los movimientos de Haaland y preparar el terreno para un golpe de mercado que podría definir el futuro inmediato del club.