El fichaje de Marcus Rashford por el FC Barcelona ha cambiado por completo el panorama del ataque culé. El club ya no necesita realizar un gran desembolso en esa posición tras sumar a un jugador top. Su llegada ha provocado descartes silenciosos y prioridades alteradas en la planificación de Deco y Flick.
Uno de los damnificados indirectos ha sido un extremo joven que estaba en el radar desde hace meses. Un futbolista explosivo, con mucho futuro, que encajaba a la perfección junto a Lamine Yamal. Su perfil, joven, rápido y con desborde, encajaba en todos los planes de crecimiento del Barça.
Sin embargo, el contexto actual lo ha cambiado todo. La banda derecha del Barça ya tiene dueño indiscutible en Yamal, y Rashford puede jugar en ambos lados. Por eso, reforzar esa zona ha dejado de ser urgente, y la operación se ha congelado sin aviso previo.

La negativa llegó desde París, con sello propio
Aunque en el Barça existía interés real, desde París lo tenían todo muy claro desde el principio. Luis Enrique, entrenador del PSG, ha sido tajante en su postura: no lo dejará salir. Considera que ese futbolista será clave en la temporada, tanto por su evolución como por su encaje táctico.
El técnico asturiano ha apostado fuerte por consolidar un bloque joven, con jugadores formados en la Ligue 1. Cree que, con tiempo y confianza, pueden convertirse en piezas fundamentales para volver a reinar en Europa. Y el Barça, sin margen de maniobra, ha tenido que retirarse de la puja.
No ha sido cuestión de dinero, aunque también influye. El Barça no puede competir con el músculo financiero del PSG ni con su capacidad de veto. Además, con Rashford recién llegado, tampoco tendría sentido destinar recursos extra en esa demarcación.

Deco, obligado a replantear sus objetivos
Con este escenario, Deco ha tenido que reajustar su hoja de ruta para el extremo derecho. Aunque la prioridad ahora está en la punta de ataque y en el centro del campo, esta operación estaba bien valorada internamente. Pero los límites salariales impiden entrar en guerras imposibles.
Por eso, en lugar de insistir en una negociación que no iba a llegar a buen puerto, se ha descartado la operación. El cuerpo técnico valora alternativas más asequibles o incluso tirar de cantera, donde hay talento emergente. Mientras tanto, el PSG se frota las manos con la continuidad del joven francés.
Desde el entorno del futbolista han confirmado que hubo contactos en primavera, pero que no llegaron a formalizarse. El jugador valoraba bien la posibilidad de recalar en el Camp Nou, donde compartiría banda con Yamal. Pero entendió que la prioridad del Barça era otra tras la llegada de Rashford.
Un adiós sin haber llegado
Durante semanas se especuló con su incorporación, incluso algunos medios lo daban como futurible para este verano. El Barça había tomado nota de su potencial y la posibilidad de conseguirlo a buen precio en un mercado complicado. Pero Luis Enrique fue claro desde el principio: no hay negociación posible.
El entrenador del PSG lo considera un talento diferencial que necesita continuidad para explotar su techo competitivo. Con la Champions ganada en el bolsillo, el club parisino se permite mantener piezas clave sin vender. Y este joven encaja perfectamente en esa estrategia de blindar a los mejores.
Finalmente, el nombre que estaba en la órbita blaugrana era Bradley Barcola, el extremo de 22 años del PSG. Un perfil joven, habilidoso y veloz que ilusionaba en Can Barça como pareja ideal para Lamine. Pero su destino continuará ligado a París, por decisión directa de Luis Enrique.
Así, el Barça pierde una opción prometedora, pero gana estabilidad con la llegada de Rashford. Y aunque Barcola no vestirá de blaugrana, el club tiene claro que su ataque ya está cubierto. Al menos, por ahora.