Preocupación en Barcelona por los malos inicios de los partidos. El equipo vuelve a encajar en los primeros minutos por tercera vez esta temporada. Los de Xavi tienen un problema en los compases iniciales de los encuentros.
El cuadro azulgrana recibió ayer en San Mamés el primer gol, cuando aún no llevábamos ni un minuto de juego. Este dato se repitió en otras tres ocasiones, contra Granada, Alavés y Amberes. Y es que el Barça vuelve a tropezar con la misma piedra.
Estas penalizaciones tan tempraneras influyen mucho en el equipo. Recibir tan temprano es un jarro de agua fría que te obliga a cambiar todo el planteamiento inicial. Además del golpe moral que implica empezar un partido ya con un gol por debajo del rival.
Falta de concentración e intensidad
Uno de los síntomas más preocupantes del equipo es la falta de intensidad y concentración. Muchos de los goles encajados por el equipo, son por falta de contundencia en acciones puntuales.
En comparación al año pasado, donde los azulgrana se consagraron como un equipo intenso y rocoso, este año parece ser que se les ha olvidado todo. Las pérdidas en salida de balón, sobre todo en momentos clave del encuentro, acaban penalizando a un Barça que no aprende de los errores.
Ayer, minuto uno de partido, la defensa no es capaz de rechazar un balón dentro del área, que termina suponiendo el 1-0 de Guruzeta. El segundo gol llega a los cinco minutos de la segunda parte por una falta de concentración de De Jong. El holandés se olvida por completo de Sancet que termina rematando a placer para empatar el encuentro.
Después, a falta de un minuto para el descanso de la prórroga, Sergi Roberto pierde un balón comprometido que termina con el 3-2. Tres errores que penalizan todo el trabajo hecho anteriormente.
Muchos de los goles concedidos este año vienen por falta de intensidad. En el medio campo no son capaces de ganar ni una segunda jugada. Ayer ninguno de los tres fue capaz de imponerse ante un Athletic que pasó por encima del Barça.
Lo mismo de siempre
Y es que no es la primera vez que el Barça le pasa eso. En el campo del Granada, Bryan Zaragoza tardó tan solo 18 segundos en meter el primero para el cuadro nazarí. Tras una pérdida de Gavi, el delantero andaluz avanzó al Granada.
Aquel día el encuentro terminó 2-2 después de que los azulgrana remontasen los dos goles iniciales.
Al cabo de 35 días llegó otro despropósito en los primeros minutos. Fue el gol de Samu Omorodion, del Alavés. Tras 20 segundos de juego, el cuadro de Xavi volvía a encajar debido a otra pérdida, esta vez de Gundogan, en el medio del campo.
A continuación llegó el día del Amberes, donde los de Barcelona también empezaban el encuentro ya perdiendo. El conjunto belga aprovechó una pérdida de Oriol Romeu en zona de creación para ponerse por delante. Minuto 2 de partido y los culés ya iban uno por debajo.
El Barça conseguía poner el 2-2 en el tiempo añadido. Tras un balón colgado, Marc Guiu situaba el empate para los culés. Pero otra vez, en la siguiente jugada, los belgas volvían a marcar en el tiempo añadido para llevarse los tres puntos.
Repasando los partidos, vemos como los azulgrana no son capaces de mantener la concentración en los momentos clave. La falta de contundencia y el mal posicionamiento de la defensa, acaban condenando a un equipo que flojea cuando el partido llega en sus puntos más importantes.