El teórico Mark Fisher habló acerca del 'realismo capitalista', una sensación generalizada de que no solo este es el único sistema viable, sino que es imposible imaginarle una alternativa. En la rueda de prensa previa a San Mamés, Xavi dijo que él es "realista positivo". Tras la derrota, la realidad es que solo queda encomendarse a los chavales.
El pensamiento de Fisher viene a decir que "es más fácil imaginar un fin al mundo que un fin al capitalismo". En paralelo, también es casi más fácil imaginar un fin al Barça tal y como lo conocemos que a la Masia.
Graduados en 'la catedral'
Yamal, Fort y Cubarsí se sacaron el título de futbolistas en un estadio de máximo nivel con una atmósfera espectacular. Por su edad, lo que les corresponde es celebrar la graduación de bachillerato en una discoteca cutre, pero las circunstancias les obligan a crecer rápido.
Esa brecha, la que separa lo que debería ser de lo que estás obligado a aceptar, también la tiene delante el equipo de Xavi. El Barça compró tiempo con las palancas, buscó un atajo y terminó equivocándose de dirección. El de Terrassa se autoimpuso -y le impusieron desde el palco- la necesidad de conseguir títulos, pero la realidad es cruda.
Si el año pasado se consiguió Liga y Supercopa, este parece cerca de acabar en blanco. Las versiones individuales de algunos jugadores están lejos de lo que fueron, y la competitividad que reinaba ya no es la misma.
Una única salida
Con la situación económica actual del club, el cuerpo le pide a uno deshacerse de alguno de los grandes contratos que lastran las finanzas. El Barça tiene varios jugadores con cartel que no se adaptan a sus necesidades, o bien no tienen el nivel necesario.
El panorama requiere tomar decisiones impopulares -la única salida medianamente dolorosa fue la de Dembélé- y depositar la máxima confianza en los jóvenes. Sin que esto signifique darles las llaves del club, sí que hay que saber que su suerte será la nuestra.
Montjuic tardaría más en pitar a un equipo lleno de adolescentes de La Masia. Ver el oficio de Fort al 'cuerpear' con Iñaki Williams, la capacidad pasadora de Cubarsí o el talento descomunal de Yamal solo puede despertar ilusión en el culé.
Durante algunos tramos, el Barça jugó en San Mamés con una media de poco más de 22 años. Siendo realistas, estos futbolistas aún están verdes para conseguir títulos, pero su potencial no tiene techo.
Xavi reculó ligeramente en el post partido. Ya no hipotecó su continuidad a si ganaba títulos, si no a que el equipo fuera competitivo. Su realismo -aunque positivo- le tiene que dictar que el equipo va justo de talento en algunas líneas, y que tiene más futuro que presente.
¿Se priorizarán esto antes que levantar trofeos? ¿Podrá dirigir Xavi a un equipo que no sea ganador a corto plazo? ¿Habrá decisiones impopulares? El Barça, en la encrucijada.