Luego de varios meses de idas y venidas, el mercado de fichajes veraniego llegó a su fin. No es ninguna mentira que el Barça ha estado lejos de ser un protagonista en esta ventana de transferencias, y es que la delicada situación financiera ha limitado a la entidad. En ese sentido, da la impresión de que no ha sido un mercado positivo para el Barça, partiendo del hecho de que ha habido dos incorporaciones y muchas más salidas.
No obstante, ello no es lo que más malestar genera en la afición del club catalán, sino la falta de sinceridad por parte de la junta directiva y dirección deportiva culé. Ello, teniendo en cuenta las ilusiones generadas en los últimos meses con futbolistas de primer nivel que no llegaron a las filas del primer equipo que ahora dirige Hansi Flick.
Falsas ilusiones
No sería descabellado aseverar que el aficionado del Barça se siente engañado luego del cierre de un mercado de fichajes en el que las ilusiones han ido de más a menos. El 'golpe de realidad' ha sido duro para el entorno del club culé, teniendo en cuenta las importantes limitaciones económicas de la entidad y la verdadera gravedad de la situación financiera. Por meses sonaron futbolistas de clase mundial para luego darse cuenta de que la dirección deportiva no podía ni siquiera afrontar 'oportunidades de mercado' por la falta de margen salarial.
La regla del 1:1 ha sido el principal verdugo del Barça en la última ventana estival. Sin embargo, la frustración de la afición parte del hecho de que desde las oficinas del club se vendieron ilusiones que no eran acordes a la compleja situación del Barça. Palabras del presidente de la entidad, Joan Laporta, como "podemos permitirnos hacer un fichaje como este"refiriéndose a Nico Williams es solo uno de una lista de ilusiones.
La falta de transparencia es un aspecto que se ha criticado duramente en el entorno del Barça en las últimas semanas. El discurso sería diferente si en lugar de haber mencionado que se "podrían afrontar grandes fichajes sin problemas" hace dos meses, se mostraba la cruda realidad que atraviesa la entidad. Más allá de las exigencias de La Liga, también se ha llenado de esperanzas a una afición que ha visto cómo la burbuja era reventada de un momento a otro.
Operaciones sin concretar
Muchos han sido los nombres que se han vendido a la afición para luego darse cuenta de que abordar una operación por estos futbolistas era algo prácticamente imposible. No porque el Barça no tenga el dinero para hacerlo ―que puede ser―, sino porque no cuenta con el margen salarial para darle garantías al futbolista de que podrán inscribirle. De hecho, el Barça necesitó de muchas salidas y otros 'malabares' para inscribir a Dani Olmo, el gran fichaje para esta temporada, semanas después de haber sido anunciado.
En ese sentido, desde el club catalán se transmitió que futbolistas como Rafael Leao, Luis Díaz, Joshua Kimmich y Nico Williams, entre otros, podían terminar llegando al Barça. Sin embargo, la realidad es completamente distinta: ejemplo de ello es la 'ofensiva' por Federico Chiesa, quien fichó por el Liverpool a cambio de 13 millones de euros. Pese a que el Barça llegó a un acuerdo con el italiano y las conversaciones estaban en una fase avanzada, la falta de liquidez condenó al club catalán.
Según las últimas informaciones del Diario Sport, el fichaje de Chiesa cayó porque la entidad culé no contaba con los fondos para abonar los 10 millones de euros acordados al instante. En su lugar, propusieron pagar los 10 millones en cinco años, a través de cuotas anuales para dividir el pago, sin mencionar las dificultades para inscribir su contrato. Evidentemente, la Juventus no estaba dispuesta a esperar tanto tiempo para recibir dichas cantidades.
Esta situación se ha calcado a la perfección con otras alternativas que se han manejado desde la dirección deportiva. Y es que los malabares realizados en los despachos del Barça no han transmitido seguridad a futbolistas, agentes y clubes que figuraban en la hoja de ruta culé. Así, el mercado ha sido decepcionante, principalmente por las formas para ilusionar a la afición.