Frenkie De Jong se ha convertido en uno de los pilares del nuevo proyecto deportivo del FC Barcelona. Con la llegada de Hansi Flick al banquillo azulgrana, el centrocampista ha ganado peso en la planificación, siendo considerado una pieza esencial para el estilo que busca el técnico alemán. No es para menos: por calidad, experiencia y versatilidad, la figura del neerlandés es difícil de reemplazar.
Sin embargo, su continuidad en el Barça sigue siendo un tema abierto para la dirección deportiva. Aunque en el campo su rol parece más definido que nunca, fuera de él todo es incertidumbre. El contrato que lo vincula con el club expira en 2026, y las negociaciones para su renovación llevan meses estancadas, dando pie a una situación que preocupa a la directiva culé.
Laporta lanza un ultimátum
Ante la falta de avances concretos, el presidente del Barça ha tomado una decisión firme: Frenkie De Jong debe renovar antes del 30 de junio si quiere seguir en el club. El mensaje ha sido claro y directo. Laporta no quiere repetir errores del pasado, dejando que jugadores importantes entren en su último año de contrato sin una solución definida.
Esta política se alinea con una postura ya anunciada por el presidente: ningún jugador que finalice contrato en menos de 12 meses continuará en la plantilla sin renovar. El objetivo claramente pasa por evitar pérdidas económicas y mantener la estabilidad institucional como deportiva. Y aunque Frenkie tiene claro que quiere continuar como azulgrana, la directiva quiere resolver su caso para evitar tensiones la próxima temporada.
La presión recae sobre Frenkie De Jong
La decisión final está ahora en manos del centrocampista neerlandés. A pesar de los esfuerzos de Deco y de varios contactos positivos, la firma del nuevo contrato aún no se ha producido y el tiempo es un factor en contra. Si Frenkie no da el paso, el club podría verse obligado a considerar su salida este mismo verano para evitar un escenario de más incertidumbre en plena campaña.
Además del impacto deportivo, retener a De Jong también es una cuestión estratégica para el Barça. En un contexto económico ajustado, no pueden permitirse dejar salir gratis a un futbolista de alto valor. De ahí que el ultimátum de Laporta no solo busque presionar, sino también proteger los intereses a largo plazo del FC Barcelona.