Desde que llegó al FC Barcelona procedente del Manchester City, Ferran Torres ha vivido un camino lleno de altibajos. El club pagó 50 millones de euros por su fichaje, una inversión que generó debate por la irregularidad de su rendimiento. Entre lesiones, competencia interna y la presión por justificar su precio, el delantero español nunca tuvo un lugar asegurado en el once inicial.
En su primer año bajo la dirección de Hansi Flick, Ferran ha experimentado un cambio significativo. Sin ser titular indiscutible, ha sabido aprovechar los minutos que se le han otorgado. La competencia con Raphinha, Lamine Yamal y Lewandowski lo ha mantenido al límite, pero su actitud y constancia también lo han mostrado como un recurso fiable para el cuerpo técnico culé.
Flick y Laporta toman la decisión
Tras analizar la última temporada, el técnico y el presidente culé han llegado a un consenso: Ferran Torres continuará en el Barça. Su rendimiento en el último curso ha sido clave pese a partir la mayoría de veces desde el banquillo. Además, el jugador ha demostrado compromiso, adaptándose incluso a posiciones que no eran naturales para él.
La decisión va más allá de los números. Tanto el entrenador como la directiva valoran su profesionalismo y capacidad de responder en momentos clave. Por ello, el club ha optado por blindar su futuro, y ya tiene pactada su renovación hasta 2030.
Todo ello a la espera de ajustar los últimos detalles relacionados con el Fair Play financiero antes del anuncio oficial.
Un perfil que encaja en el nuevo proyecto
Para Hansi Flick, mantener a Ferran Torres significa contar con un atacante versátil y fiable que sabe esperar su momento. La exigencia del calendario obliga a tener alternativas de calidad en el banquillo culé, y el español se ha ganado ese papel a base de esfuerzo y perseverancia. Su constancia ha sido reconocida por el cuerpo técnico, que lo ve como un jugador clave en la rotación ofensiva.
Desde la directiva también se celebra su continuidad. Laporta considera que Ferran es un activo valioso para el club: joven, comprometido y con margen de crecimiento. En un mercado donde los delanteros de garantías son cada vez más caros, asegurar su permanencia es una jugada estratégica.