El caso de Ansu Fati se ha convertido en una prioridad para el Barça, aunque no por los motivos que muchos imaginaron hace unos años. Lo que alguna vez fue una de las grandes esperanzas del club, hoy representa un problema serio tanto en el plano deportivo como financiero. El extremo, que llegó a portar el dorsal '10' tras la salida de Messi, ya no entra en los planes de Hansi Flick.
Desde la dirección deportiva hay consenso: Ansu debe salir este mismo verano. Flick no cuenta con él y su permanencia en la plantilla limitaría la capacidad económica que el Barça necesita para reforzarse en el mercado. Sin minutos ni protagonismo, mantener a Ansu supondría un lujo insostenible para un equipo que está obligado a optimizar recursos si quiere volver a competir al máximo nivel.
Pocas ofertas, poco interés
El principal obstáculo es que el mercado no ha respondido como el club esperaba. Aunque se ha intentado mover su nombre en distintas ligas, las ofertas que han llegado por Ansu Fati han sido escasas y poco atractivas. Ni el jugador ni el Barça se muestran entusiasmado con los destinos propuestos, y el alto salario del futbolista complica todavía más cualquier operación.
Ansu no está dispuesto a rebajarse el sueldo de manera significativa, y tampoco quiere ir a un club de segundo nivel. Su contrato, firmado en un momento de gran expectativa sobre su proyección, ya no refleja su rendimiento actual. Esta brecha entre expectativa y realidad ha hecho que su situación se estanque, generando frustración tanto en el jugador como en los despachos del club.
Urgencias para el Barça
Más allá del plano deportivo, el caso de Ansu Fati afecta directamente a la planificación económica del club catalán. Deco sabe que liberar su ficha es clave para poder inscribir a nuevos jugadores y cumplir con las exigencias del fair play financiero. Cada euro cuenta, y tener a un jugador con un salario alto y sin minutos sobre el césped es algo que en el Barça no se pueden permitir.
Por ende, la dirección deportiva evalúa opciones como cesiones con obligación de compra o ventas con variables que se activen según el rendimiento futuro del joven jugador culé. Sin embargo, todas esas vías dependen de la voluntad del propio Ansu, que de momento se mantiene firme en su postura. Si no aparece una propuesta convincente, no se moverá del Camp Nou.