El FC Barcelona ha vivido otro verano intenso en materia de fichajes. La dirección deportiva ha trabajado sin descanso para reforzar las posiciones que más necesitaban profundidad, al mismo tiempo que se afrontaban las dificultades económicas y las limitaciones del ‘fair play’ financiero. A pesar de las complicaciones, la sensación general en el club es que la plantilla ha quedado mejor equilibrada que en la temporada anterior.
Sin embargo, el mercado también ha dejado golpes inesperados: la salida de Iñigo Martínez rumbo al Al-Nassr sorprendió a todos en el Camp Nou. El central vasco, que había sido pieza clave en el esquema defensivo, aceptó la oferta del fútbol saudí, dejando un vacío importante en una zona ya de por sí delicada. Con este movimiento, la zaga culé ha quedado algo más corta de lo previstoy ha obligado a replantear los planes.
El dilema en defensa
En principio, la plantilla del primer equipo culé está diseñada para contar con cuatro centrales, pero ahora solo dispone de tres nombres principales: Pau Cubarsí, Ronald Araújo y Andreas Christensen. El canterano se ha ganado la titularidad indiscutible, mientras que los otros dos competirán por acompañarlo en el eje defensivo. Como alternativas de emergencia, se contempla el uso de laterales como Eric García o Gerard Martín, además de la opción puntual de Jules Koundé.
Esta configuración parecía suficiente hasta que se reabriera el mercado en enero. Sin embargo, la planificación no quiere dejar cabos sueltos. Tener únicamente tres centrales puros para toda la primera vuelta de la temporada supone un riesgo, sobre todo considerando el calendario cargado con La Liga, Champions y Copa.
Por ello, en los despachos del club no descartan un movimiento de última hora.
Deco busca un refuerzo inesperado
Según informa Fichajes.net,Deco trabaja en silencio para incorporar un cuarto central en este mismo mercado. La idea no es realizar una gran inversión, sino apostar por un defensa joven que pueda llegar con ficha del filial, ofreciendo profundidad y competencia. Se trataría de una operación de bajo coste, pensada más en clave de seguridad que como fichaje estelar.
Por ahora, no han trascendido nombres concretos, pero el plan está trazado. El Barça intentará localizar a un jugador que cumpla con ese perfil antes de que cierre la ventana veraniega. El margen económico es muy reducido, ya que la prioridad sigue siendo inscribir a los refuerzos ya confirmados, con el caso de Marcus Rashford todavía pendiente de resolverse.
Si la oportunidad aparece, Deco está dispuesto a moverse rápido para aprovecharla.