En el FC Barcelona se preparan para un mercado de verano con muchos movimientos, tanto en incorporaciones como en salidas importantes. En esa planificación, y con Hansi Flick al mando del proyecto deportivo, el club busca reforzar la plantilla y recuperar parte de su esencia. Frente a ese panorama, hay nombres que nunca dejan de estar sobre la mesa, incluso si parecen parte del pasado del club.
Si hay uno que sigue marcando el corazón del barcelonismo, ese es Lionel Messi sin ningún tipo de dudas. El vínculo entre el argentino y el Barça es más que futbolístico: es emocional, histórico y profundo. Cada vez que aparece una mínima posibilidad de reencuentro, se disparan los rumores: aunque hoy el argentino juega en la MLS su historia con el Barça no parece completamente cerrada.
Una nueva vía para encontrarse
En las últimas semanas, ha vuelto a surgir la posibilidad de que Messi regrese al Barça mediante una cesión temporal. Esta idea ya se había barajado meses atrás, coincidiendo con el parón de la MLS, pero ahora ha recobrado fuerza como una despedida simbólica. Un "último baile" para el argentino con la camiseta azulgrana.
Joan Laporta y Deco habrían valorado esta alternativa con seriedad, conscientes de lo que significaría su vuelta en lo deportivo, mediático y emocional. Leo Messi, que no pudo despedirse del club como merecía en 2021, podría cerrar su etapa en el nuevo Camp Nou, con público y en un equipo que apunta alto. El problema es que David Beckham, dueño del Inter de Miami, ya dejó claro que no ve con buenos ojos una cesión a Europa.
Un regreso que emociona... pero no a todos
Aunque el retorno de Messi generaría un impacto emocional gigantesco, no todos en el entorno culé ven con buenos ojos la operación. Hansi Flick planea un equipo joven, con dinámica intensa y proyección a futuro. Y la presencia del argentino podría interferir en la evolución de jóvenes talentos como Lamine Yamal.
Además, desde el punto de vista táctico, no está claro cómo encajaría el argentino en el sistema del nuevo técnico alemán. Si bien su calidad es incuestionable, el club debe decidir si prioriza el simbolismo de un regreso o la coherencia del proyecto deportivo que busca consolidarse tras años de inestabilidad.