El Barça de Xavi Hernández ya está en otra final. En un partido muy serio y con poco brillo, el conjunto azulgrana fue capaz, por fin, de ganar por más de un gol. No pasaba desde hace 20 partidos.
Una primera parte lenta
Al equipo culé le costó un poquito entrar en el primer tiempo. Durante los primeros 10 minutos, el Osasuna incomodó bastante e intentaba tener un poco de posesión. Sin embargo, en una recuperación alta a los ocho minutos, Ferran Torres chutó desde la frontal dejando clavado a Sergio Herrera.
El esférico se fue lamiendo el palo. Tras este inicio ligeramente dubitativo, el Barça empezó tener el balón. De Jong, escogido MVP, empezó a mandar.
Con el cuero llegó el control del encuentro. Pero fue a través de posesiones bastante estériles. El ritmo de circulación era lento, con el equipo de Arrasate bloqueando bien el carril central y obligando al Barça a jugar por fuera.
Aun así, inmediatamente llegó la ocasión más clara del primer tiempo. Fue una muy buena conducción de Sergi Roberto y un pase medido al ariete polaco. Lewandowski, que llegaba solo ante el arquero rival, intentó un tiro de rosca al palo largo.
Le faltó fuerza y precisión. El Barça sigue con una falta tremenda de contundencia. La mejor ocasión del Osasuna llegó en el minuto 40.
Le llegó un buen balón a Budimir en el área y se marchó de Araujo con un buen control y un poco de fortuna.
Por suerte, apareció Iñaki Peña para agrandarse y parar el disparo a bocajarro del delantero navarro. Un minuto más tarde llegó la lesión de Raphinha, sustituido por Lamine Yamal.
La mejoría y los cambios de Xavi
El Barça entró mejor tras el descanso. Ganaba más balones largos e impedía que el Osasuna se aprovechara de las segundas jugadas, su arma favorita en el primer tiempo.
En el 59, Gündogan, autor de un muy buen partido, encontró a Lewandowski cerca de la frontal con un pase fuerte. El delantero polaco, que hasta ese momento estaba haciendo un partido muy flojo, consiguió orientarse el balón con un gran control con la zurda. Y definió a la perfección.
Golazo para desquitarse y esperemos que para recuperar olfato. Allí decidió Xavi hacer varios cambios. Entraron Joao Félix y, sobre todo, Pedri.
El canario es la clave de este equipo. Le dio toda la fluidez que no parecía tener hasta ese instante el Barça.
Cada jugada que pasa por sus pies mejora. Es impresionante. Además, Joao también estuvo especialmente bien, muy fino con balón y con buena actitud en defensa.
Tuvimos que esperar hasta el último minuto para la sentencia de cuadro culé.
Fue una jugada espectacular del menino de oro. Taconazo y pared, caño para deshacerse de su rival y pase medido al jovencísimo Lamine.
El talentoso extremo acarició el esférico para poner el segundo. Ya es el jugador más joven de la historia en anotar en la Supercopa de España. Nos espera en Superclásico en la final.