El Barça regaló ayer al Palau un Clásico digno de celebración. Sacaron orgullo y dominaron enteramente a un Madrid que, pese a intentarlo, no pudo avanzarse en el marcador.
A una afición que se dejó la voz, el equipo le hizo disfrutar con el liderazgo de Ricky y los triples de Laprovittola. Ambos decisivos y ayudados también por el juego interior de los pívots, Vesely y Willy.
El Madrid sí entró en el partido, pero acabó prestando demasiada atención a los árbitros y no tanta en frenar a los culers. Una derrota que les quita el liderato y se lo da al Unicaja. En el caso del Barça, estos se encuentran en tercera posición.
Además, este Clásico tuvo la mejor entrada de la temporada en el Palau, con un total de 7.726 espectadores.
Los culers, sin freno
Un Barça imperial salía a pista dispuesto a devolver la energía a un Palau volcado desde el primer segundo de partido. Pese a unos primeros compases de igualdad, los de Grimau tomaban el mando y, con un juego rápido, despistaban a los blancos.
El acierto desde el triple estaba abriendo brecha en el marcador. Todos se sumaban a este. Con Ricky y Laprovittola como protagonistas, con 8 y 11 puntos respectivamente.
Terminaba un primer cuarto estelar con un resultado de 27-11 y una actitud que debía mantenerse durante todo el partido.
El Barça sigue mandando
Se mantenía la buena dinámica en el segundo cuarto. El Barça seguía sin perdonar ninguna acción a su contrincante. A estos, les faltaba mucha energía y ganas para igualar la espectacular actuación de los locales.
Vesely también se unía al festival de puntos con sus mates (40-19). Pero llegaban los triples de Llull. Y con un par de despistes culers, el Madrid se había acercado (42-32).
Empezaba a caldearse el ambiente tras las quejas de los de Chus Mateo. Sin embargo, la primera mitad era culer (45-33).
El Madrid se despierta
El Barça no volvió del descanso con la misma concentración. Tampoco tardó en llegar una reacción del Madrid (48-41). Grimau paraba el partido tras fallos consecutivos de los suyos, totalmente solos.
Pero el mago Nicolás Laprovittola seguía haciendo de las suyas. “Qué bueno que viniste”, se escuchaba entre el público. Estos también pedían una técnica para Campazzo, quien recriminaba las decisiones arbitrales.
A falta de pocos minutos para terminar el tercer asalto, el resultado se ajustó (59-54). Tan solo faltaba un duelo más y el Barça había ganado todos los anteriores (64-58).
El Clásico se queda en casa
Parecía que no llegaba nunca el final. Los equipos no se alejaban en el marcador aunque el Barça seguía mandando, como en todo el partido. Y el Madrid seguía con sus quejas, tras la quinta falta de Tavares.
No era el único expulsado, se le sumaba Poirier. El resultado seguía igualado, pero la mente del Madrid estaba fuera del partido. Y Laprovittola repetía su magia.
Con otro triple, acababa de destrozar a los de Chus. En un Palau que coreaba su nombre y celebraba entre abrazos. Los culers acababan de protagonizar uno de los mejores partidos de la temporada.