Dos jugadores de baloncesto del FC Barcelona conversan en la cancha durante un partido.

El Barça pierde el octavo clásico consecutivo (89-91)

Un partido, intenso y caldeado, que no se decidió hasta los dos últimos minutos

El Madrid se lleva la victoria en Barcelona por 89-91. El partido, intenso y caldeado, no se decidió hasta los dos últimos minutos, dónde un espléndido Llull y un efectivo Tavares decantaron la balanza con su actuación para los visitantes. El Barça pierde su octavo clásico consecutivo - el quinto de esta temporada - y encara el final de liga con dudas y certezas, expectantes, ante un calendario difícil y una plantilla castrada por las múltiples lesiones. 

Los inicios del encuentro

La primera parte fue densa. El marcador, igualado, iba y venía entre Madrid y Barcelona, gracias a los pequeños despuntes de calidad de algunas individualidades. En clásicos, la calidad innegable de ciertos jugadores puede marcar la diferencia. Y el nuevo ídolo de la ciudad condal, Kevin Punter, lideraba los de casa con 11 puntos en el primer cuarto, pero un Llull determinante y un acertado Musa le cerraban constantemente la puerta de coger ventaja, aunque el Barça seguía por delante al final del primer cuarto (24-20). Ya desde el primer tiempo el partido tuvo un aire caliente, tras unas palabras de Llull al coach Peñarroya que crisparon al Palau - con razón -.

El Barça aflojó ofensivamente en el segundo cuarto - bajón influenciado por la corta rotación del equipo, tan solo 10 jugadores tuvieron minutos durante todo el match - y el Madrid sacó ventaja encajando 8 puntos más que los locales y yéndose victoriosos al descanso (39-42).

La expulsión que decanta el partido

En el tercer cuarto fue Edy Tavares quién capitaneó a los visitantes. Su prodigiosa fuerza física en zona y un innegable talento para evitar que los árbitros le vean las faltas que comete, fue aprovechada por los de Chus Mateo para encontrar un espacio dónde herir a los culers, sólidos hasta el momento en defensa. El de Cabo Verde, picó al pívot Fall - que cayó inocentemente en la trampa; la expulsión era evitable- hasta provocar su segunda técnica, que mandó al del Barça a los vestuarios.

Esta expulsión cambió el rumbo del partido, dónde el Barça, por decisión de Peñarroya - difícil de comprender -, prescindió de jugar con un pívot puro, dejando campar a sus anchas a Tavares por la zona del Palau, con  Willy Hernángomez presente en el banquillo. El Barça aguantó el resultado, pese las dificultades gracias a un acertado Satoransky, que firmó uno de los mates de la temporada. 

Un final apasionante

El Palau entonó el Cant dels Segadors con alma, en vilo, antes del comienzo del último cuarto, que estuvo a la altura de las circunstancias. Peñarroya se decidió por un quinteto pequeño, con Parker y Parra en el interior. El ex de la penya, especialmente fino, envalentonó a la afición local, que se crecía con el ritmo que impusieron el ala-pívot catalán y el vasco Brizuela, que sumaron entre los dos 17 puntos en 10 minutos. Estas actuaciones hicieron que en el marcador fuera la diferencia de tan solo un punto a falta de minuto para la bocina.

Aún así, los esfuerzos no fueron suficientes para parar a la máquina blanca, que con un triple de Llull - curiosa “mandarina”, rebotó en el aro y voló vertical hacia el techo del pabellón, suspendida en el aire hasta casi tres segundos, eternos, en los que el balón se lo pensó, y decidió entrar - y otro de Musa después de un rebote ofensivo de Tavares ponían una ventaja de cinco puntos a falta de treinta segundos. El Barça no tiró la toalla, y recortaron distancias hasta tener el partido a dos puntos a falta de seis segundos. Los de casa, provocaron rápidamente una falta que mandaba a Deck a la línea del tiro libre, con dos puntos de diferencia. 

El Palau, cegado por la emoción, gritó hasta perder la voz para provocar, con total efectividad, que el uruguayo fallase los dos tiros libres. Pero al momento de coger el rebote, el gigante de la liga Tavares, con 20 centímetros de altura más que su marcador Parker - tan solo siete más que el suplente Hernangómez, que no gozó de un minuto en el último cuarto, pese a ser uno de los sueldos más altos de Europa y el único pívot en plantilla - lo cogió. Con el balón en las manos, dio un mal pase que fue palmeado por Brizuela, que dejó el balón muerto en la línea del medio campo. Punter se lo llevó, y con un tiro desestabilizado en carrera ya fuera de tiempo firmaba el final del partido y la derrota del Barça (89-91).