El FC Barcelona está decidido a dar un paso clave en su planificación deportiva de cara a la temporada 2025/26. Hansi Flick ha tomado una decisión importante y apunta a una salida que puede marcar el inicio de una nueva era en la zaga culé. El elegido para abandonar el club es Christensen, el defensor danés ya sabe que su ciclo en el Camp Nou ha llegado a su fin.
La dirección deportiva lo tiene claro: para que pueda llegar Nico Williams, alguien debe salir, y ese “sacrificio” tiene nombre y apellido. Christensen fue una oportunidadde mercado que llegó libre desde el Chelsea, y ahora el club espera sacar rédito económico con su venta. Todo lo que ingrese por él será beneficio limpio, algo vital en plena lucha contra el Fair Play Financiero.

El Barça sabe que no podrá cerrar fichajes de primer nivel si no libera masa salarial y genera ingresos, Flick es consciente de ello y ya ha aprobado el movimiento. En los despachos del club lo consideran una venta estratégica. El danés cuenta con mercado en la Premier League y en la Serie A, lo que aumenta las opciones de cerrar una operación cercana a los 30 millones de euros.
Araujo y Cubarsí fuerzan su salida
La salida de Christensen no es una sorpresa total dentro del vestuario. Aunque ha sido un jugador cumplidor y con actuaciones destacadas, nunca terminó de consolidarse como un indiscutible. Esta temporada, con la irrupción de Cubarsí y el crecimiento de Ronald Araújo, el danés ha ido perdiendo protagonismo.
Además, el técnico alemán busca una línea defensiva más dinámica, con centrales que tengan mayor capacidad de anticipación y salida limpia de balón. En ese perfil, Christensen no encaja del todo. Por ello, su salida se percibe como un movimiento lógico, tanto en lo deportivo como en lo económico.
La llegada de Nico es clave
El objetivo prioritario no es otro que Nico Williams, el atacante del Athletic Club es una obsesión en la dirección deportiva blaugrana. Se trata de un fichaje que podría elevar el nivel ofensivo del equipo de forma inmediata. Pero su cláusula de rescisión, cercana a los 60 millones de euros, obliga al club a maniobrar con inteligencia.
De ahí que la operación Christensen sea clave. Con su salida, el Barça ganaría margen salarial y liquidez para abordar con garantías la contratación del extremo navarro. Además, su venta no debilita en exceso la plantilla, gracias a la confianza que existe en los jóvenes centrales de la casa.
El danés ya ha dado muestras de profesionalismo y no pondrá trabas a su salida. De hecho, varios clubes han contactado con su entorno para conocer su predisposición. El Barça espera que la situación se resuelva antes del inicio oficial del mercado de julio.