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Un jugador de fútbol del FC Barcelona celebra con entusiasmo en el campo, vistiendo el uniforme azul y granate del equipo, con el logo de la Champions League visible en la manga.

No es Olmo todo lo que reluce

Tras un comienzo de temporada que invitaba al optimismo, el centrocampista azulgrana no ha vuelto a recuperar su nivel.

El bajón físico, mental y, en general, deportivo de Dani Olmo y el FC Barcelona van de la mano. Como sucede ante el dilema del huevo y la gallina aquí tampoco podemos asegurar qué llegó primero, la caída vertiginosa del Barça de Flick o el descenso de nivel del futbolista que debía marcar las diferencias en el centro del campo azulgrana. El ex del RB Leipzig tuvo un inicio de temporada inmejorable, justificando desde un primer momento los 60 millones de euros que se pueden acabar pagando por él. Pero a día de hoy es uno más en la plantilla, sin sobresalir lo más mínimo, y no tiene asegurada la titularidad en una parcela del campo en la que existe mucha competencia.

Este pasado verano el fichaje esperado por todo el barcelonismo era el de Nico Williams, pero ante la imposibilidad por conseguir que el extremo del Athletic cambiara de aires, la opción Olmo entró en escena. Al Barça le faltaba desequilibrio arriba, más allá de un precoz Lamine Yamal no se disponía de ningún jugador en la plantilla capaz de dejar atrás a los rivales con un buen uno contra uno. Sin embargo se optó por incorporar a una de las sensaciones de la última Eurocopa, un centrocampista que, a pesar de tener ya 26 años, no había dado el salto todavía a un grande del fútbol europeo. 

Un jugador de fútbol entrenando con una camiseta sin mangas del FC Barcelona.
dani Olmo entrenando con el equipo | @FCBarcelona

Nada de lo que está pasando con Olmo se puede tildar de sorpresa. Se trata de un futbolista brillante en muchos aspectos, pero falto de regularidad. Fiable en el pase, indetectable en la llegada de la segunda línea y con buen golpeo desde la frontal del área, pero propenso a sufrir diferentes problemas físicos a lo largo de la temporada. En estos cuatro meses hemos visto sus virtudes y sus defectos, y no se puede decir que no estuviéramos avisados. Ha brillado, ha desaparecido como por arte de magia, mostrando esa intermitencia tan dañina en su rendimiento, y también se ha lesionado, de modo que podemos tachar esas tres casillas acerca de factores que esperábamos de él y que ya se han dado.

Dani Olmo y el FC Barcelona padecen el mismo mal, pero no sabemos quién se lo ha contagiado a quién. Tanto para ver un encuentro del Barça como para ver en acción a su fichaje estrella toca lanzar una moneda al aire, teniendo las mismas opciones de disfrutar que de padecer, cruzando los dedos para que ese día salga cara. Lo que es evidente es que el ex del RB Leipzig no es el mismo que en las primeras jornadas de campeonato. En pocos partidos se encargó de disipar cualquier tipo de dudas sobre su llegada, demostrando que era la incorporación ideal para la plantilla, pero dos meses más tarde ha quedado claro que no es Olmo todo lo que reluce. Volveremos a ver buenos partidos del internacional español, de eso estoy seguro, tanto como de que también nos decepcionará otras tantas veces. Esto es lo que hay.