La cautela es un don que nunca debe faltarnos, llevándolo incluso al extremo. Da igual si tienes un objetivo alcanzado al 99%, nunca debes darlo por logrado hasta que realmente se confirme. En Can Barça toca ser más cauteloso que nunca, porque el conjunto de Flick ha superado todas la expectativas en este arranque liguero, siendo líder en solitario y aventajando en cuatro puntos a los rivales más directos, pero esto no ha hecho más que empezar y todos sabemos que la línea que separa el éxtasis de la incertidumbre es tremendamente fina.
Tras el 7 a 0 al Valladolid, con exhibición de juego a todos los niveles incluida, al barcelonismo le sobran los motivos para derrochar optimismo, y hace bien en sacar pecho. Es el momento para ello y como se suele decir en todos los ámbitos de la vida, hay que vivir el momento porque el mañana no sabemos qué nos puede deparar. El método Flick está funcionando y ha dotado a sus futbolistas de una intensidad de la que carecían solo unos meses atrás. Los veteranos están dando el callo y los jóvenes, sabedores de que el técnico les va a premiar con minutos, demuestran tener un hambre voraz. Y a todo ello hay que añadirle que Dani Olmo ha caído de pie en Barcelona, demostrando que era el fichaje prioritario por delante del de Nico Williams.
Volvamos a dejarlo claro; a Hansi Flick no se le debe exigir la conquista de títulos a final de temporada. Ha llegado a un Barça en crisis, deportiva, institucional y económicamente hablando. Pero es innegable que tras la disputa de las cuatro primeras jornadas de liga es imposible no ilusionarse. Y si además tenemos en cuenta la ley del primer año, la cual nos confirma que la llegada de un nuevo entrenador al club suele traducirse en títulos ya en su primer curso, pues resulta más complicado todavía. La repasamos a continuación.
Pep Guardiola y la excelencia futbolística
Llegó Pep Guardiola al banquillo culé y lo hizo acompañado de la excelencia futbolística. Dos años seguidos en blanco eran una losa demasiado pesada para el club, que tuvo en el técnico de Santpedor a uno de los artífices de la época más gloriosa del FC Barcelona. A pesar de un inicio de campaña con algo de incertidumbre, cuando la maquinaria estuvo engrasada, el espectáculo que ofreció el conjunto azulgrana fue de aquellos que no se olvidan. Pocos meses después, la conquista de Copa, Liga y Champions confirmaron la consecución de un triplete antológico.
Tito Vilanova y la Liga más amarga
Muchos estamos convencidos de que Tito Vilanova hubiera dado continuidad al proyecto iniciado por su antecesor. Y que de su mano el Barça hubiera seguido en lo más alto unos cuantos años más. Desgraciadamente una cruel enfermedad no permitió que lo averiguáramos. El que fuera segundo de Guardiola pudo saborear la conquista de una liga en su primera y única temporada al frente del conjunto barcelonista, un campeonato en el que no tuvo rival, antes de fallecer un 25 de abril de 2014 víctima de un cáncer en la glándula parótida.
Una sonrisa y muchas lágrimas con Tata Martino
Con un Barça todavía en estado de shock debido al estado de salud de Tito Vilanova, llegó al Camp Nou Gerardo “Tata” Martino. Los jugadores eran los mismos que temporadas atrás, y durante la primera vuelta de campeonato el conjunto azulgrana firmó unos registros brutales, pero se hundió en el tramo final de competición, golpeado en parte por el fallecimiento de su exentrenador. Con el Tata el Barça tan solo fue capaz de esbozar una sonrisa levantando la Supercopa de España, mientras que el resto de curso acabó siendo un baño de lágrimas.
Del infierno al cielo con Luis Enrique
Para resarcirse de un año para olvidar el FC Barcelona optó por un técnico de carácter, con la clara intención de apretar las tuercas a un vestuario que había perdido la intensidad mostrada temporadas atrás. Inicialmente no salió bien la jugada. El divorcio entre Luis Enrique y sus jugadores quedó patente tras una noche para el olvido en Anoeta. Un acontecimiento que, sin embargo, marcó un antes y un después en el devenir del curso. Después de aquel día el Barça comenzó a triturar rivales, hasta el punto de lograr unos meses más tarde el segundo triplete de su historia.
Ernesto Valverde y el Barça más práctico
El actual técnico del Athletic tampoco aterrizó en Can Barça en un momento agradable. Tras un año en blanco y la inesperada marcha de Neymar el PSG, Valverde tuvo que dotar al equipo de un oficio del que carecía. El 4-3-3 habitual dio paso a un 4-4-2 menos virtuoso y más resultadista, pero que resultó efectivo para volver a reinar en competición doméstica. Consiguió dos títulos de liga consecutivos, aunque ambos quedaron empañados por los descalabros de Roma y Anfield.
La olvidada Copa del Rey de Ronald Koeman
El héroe de Wembley llegó al Camp Nou tras el trágico 2 a 8 ante el Bayern y lo abandonó pocos meses después de la dolorosa salida de Leo Messi del Barça. No podemos decir, por tanto, que su etapa como técnico culé se construyera sobre un remanso de paz en el que trabajar con calma. Su primera temporada al frente del equipo no puede considerarse ni mucho menos como buena, pero consiguió cerrar el curso levantando una Copa del Rey, el título menos importante de los más importantes.
La meritoria Liga de Xavi
La papeleta de Xavi al volver como técnico al club que tanto le vio ganar como jugador no era para nada sencilla. Llegaba a Barcelona sin experiencia en los banquillos de élite, con el equipo hundido a nivel deportivo tras la destitución de Ronald Koeman y con una plantilla plagada de jóvenes pero sin figuras de renombre. El de Terrassa levantó al equipo en los siguientes meses para finalizar la temporada en clara trayectoria ascendente, algo que reafirmó en su primer curso completo al frente del conjunto azulgrana, conquistando una más que meritoria liga con más oficio que brillantez. La liga de Xavi, por el escenario en el que se consiguió, tiene un valor incalculable.
Un cambio de técnico suele provocar un efecto despertador en una plantilla adormecida. Así parece haber sucedido también tras la llegada de Hansi Flick. Los futbolistas están enchufados desde el minuto uno, se vacían sobre el verde y muestran una intensidad que, en parte, brillaba por su ausencia el año pasado. En las 7 ocasiones anteriores la llegada de un nuevo entrenador supuso la conquista de como mínimo un título. La afición azulgrana aguarda esperanzada a que la ley del primer año se cumpla como mínimo una vez más.