Nos acercamos al arranque de la temporada 2024/25 y no podemos decir que la plantilla del FC Barcelona esté ni mucho menos cerrada. Apenas se han concretado salidas, más allá de la cesión de Oriol Romeu al Girona y del traspaso de Julián Araujo al Bournemouth, mientras que en el capítulo de altas solo se ha confirmado el regreso de Dani Olmo a la disciplina azulgrana. Así pues, parece evidente que antes del 30 de agosto deben cerrarse varias operaciones que acaben perfilando el grupo del que dispondrá Hansi Flick para afrontar los retos de esta nueva campaña.
A principios de verano la dirección deportiva culé se marcó el objetivo de reforzar diferentes posiciones sobre el verde. La falta de efectivos en ambos laterales, la imposibilidad por encontrar un mediocentro de garantías tras la marcha de Sergio Busquets y la carencia de desequilibrio en el extremo zurdo, obligaban a pensar que dichas demarcaciones serían las marcadas con una X por Deco y su equipo. Lo que parecía claro, y así ha terminado sucediendo, es que en ningún caso el Barça se plantearía la posibilidad de buscarle competencia a su delantero estrella, un Robert Lewandowski que estuvo lejos de su mejor nivel la temporada anterior, pero sobre el que hay puestas muchas esperanzas en el curso 24/25.
Vitor Roque estaba llamado a erigirse como la principal competencia del polaco en la posición de 9. Pero parece claro que el ex de At. Paranaense no terminó de encajar bajo las órdenes de Xavi ni tampoco lo está haciendo por ahora bajo las de Flick. La más que probable salida del brasileño en formato cesión así lo evidencia. Por su parte, Pau Víctor ha cerrado una gira estadounidense para enmarcar, dejando claro que puede disponer de minutos en el primer equipo, pero bajo ningún concepto puede considerarse como una amenaza para la titularidad indiscutible de “Lewy”. La apuesta del club por su delantero referencia es total, liberándolo de cualquier tipo de competencia que le pueda importunar. Tienen claro que este puede ser el año de Lewandowski y analizamos los motivos qué pueden confirmarlo.
La dupla Flick - Lewandowski
Hansi Flick y Robert Lewandowski vuelven a encontrarse después de que su anterior colaboración les dejara a ambos un grato recuerdo. El Bayern campeón de todo, tenía una gran plantilla, pero los títulos se consiguen con calidad arriba y un goleador que marque la diferencia a la hora de conseguir lo más valorado en el mundo del fútbol; perforar la portería rival. Y es que el atacante polaco logró sus mejores números bajo las órdenes del técnico alemán, marcando un total de 83 goles en 71 encuentros disputados, lo que supone una media de 1,16 tantos por partido. Ahí es nada.
Claro está que la situación no es la misma. Aquel equipo era un rodillo, jugaban prácticamente de memoria y disponía de numerosas individualidades capaces de penetrar en cualquier tipo de defensa. Pero la realidad es que ambos se conocen a la perfección. Flick sabe como sacar el mejor partido a un delantero físico, pero también móvil, con un juego aéreo portentoso y un olfato goleador que no entiende de edades. Y “Lewy”, por su parte, conoce lo que requiere el entrenador teutón sobre el césped, qué tipo de juego quiere proponer y las variantes tácticas que suele utilizar. Ambos se conocen del pasado y aquella resultó ser una grata experiencia.
Desequilibrio en los extremos
Robert Lewandowski tiene numerosas virtudes como ariete, pero no es un delantero capaz de generar ocasiones de peligro por sí solo. Para que nos entendamos, no se trata de un 9 capaz de dejar sentados a dos defensores con un primoroso uno contra uno. Este factor provoca que el internacional polaco dependa en demasía de la calidad de los extremos que le acompañen, para que estos puedan nutrirle de buenos centros con los que “Lewy” haga lo que mejor sabe hacer; transformarlos en gol.
En los dos años anteriores los Raphinha, Ferran Torres, Dembélé y João Félix no han sido los socios ideales del delantero azulgrana, a excepción del brasileño, que en momentos puntuales y haciendo gala de un buen golpeo de balón, sí que ha ayudado a engrosar las cifras anotadoras del ex del Bayern Munich. La eclosión de Lamine Yamal resultó una gran noticia para los intereses individuales de Lewandowski, que por fin tiene un acompañante de primer nivel en la parcela ofensiva culé. Y la posibilidad real de que algún extremo de renombre acabe aterrizando en el Camp Nou permitiría al FC Barcelona conformar una tripleta atacante de garantías. La mejor versión de “Lewy” llegó en tierras bávaras con dos fuera de serie en los extremos, como Arjen Robben y Frank Ribéry jugando a pierna cambiada, con Lamine y otro futbolista desequilibrante en esa misma demarcación podemos volver a revivirla.
El factor físico
El internacional polaco cumplirá 36 años en apenas una semana, siendo el jugador más veterano de la actual plantilla del FC Barcelona. No obstante, no hay más que verle para entender que él es consciente de dicho factor, y que para minimizar los efectos del paso del tiempo machaca su físico hasta la extenuación. En una temporada plagada de partidos y sin un recambio claro dentro del equipo, que le permita descansar en encuentros de menor exigencia, Robert Lewandowski está llamado a acumular un gran número de minutos sobre el césped, por lo que su estado físico debe ser óptimo.
A pesar de su veteranía, no es un futbolista que sufra problemas físicos con asiduidad. Resiste las fuertes entradas a las que lo someten los defensores rivales y apenas ha padecido lesiones musculares en las dos temporadas en que ha vestido de azulgrana. Así pues, parece que el físico no será un problema para que el ex del Bayern pueda obtener unos buenos registros anotadores que acerquen al Barça a la lucha por los títulos. Y es que siempre que el FC Barcelona ha firmado buenas temporadas lo ha hecho de la mano de un referente goleador, por lo que la aportación de Robert Lewandowski para la causa se antoja imprescindible.