El Barça Femenino sigue, una temporada más, en estado de gracia. Se llevó hace unos días la Supercopa de España tras arrollar en la final al Levante (7-0). Además, lleva una trayectoria inmejorable este curso, con 19 victorias en tantos partidos disputados.
Las jugadoras, el "staff" técnico y el club en general tienen entre ceja y ceja un objetivo. Se trata de poder conseguir por primera vez en la historia todos los títulos en juego. Es importante recordar que el año pasado no se ganó la Copa de la Reina por alineación indebida.
¿Otro entrenador de la casa?
Con la confirmación de la salida de Giráldez, todas las opciones están sobre la mesa. A pesar de ello, considerando los antecedentes recientes, no resulta descabellado pensar que el sucesor del actual entrenador podría estar dentro del propio club.
En este contexto, Rafael Navarro emerge como uno de los candidatos mejor posicionados para asumir el cargo. Actualmente, es el segundo entrenador de Jonatan Giráldez y cuenta con una trayectoria de 5 años en el club. Además, formó parte del equipo técnico de Lluís Cortés, el primer entrenador que logró ganar la Liga de Campeones con el Fútbol Club Barcelona.
La renovación de Mariona
Una buena parte de los focos se los lleva la actual Balón de Oro, Aitana Bonmatí. Sin embargo, hay más jugadoras importantes en el equipo, empezando por Mariona Caldentey. La delantera azulgrana es indiscutible en el equipo dirigido por Giráldez.
Lleva ya prácticamente 10 años en el club, con 275 partidos, un centenar de goles, cinco Ligas, cinco Copas, dos Champions y un Mundial. A sus 27 años, ya es leyenda del Barça y su renovación es una prioridad. Su contrato finaliza el próximo verano.
Varias fuentes, como el Diari ARA, indican que todo está listo para la firma y que ya hay acuerdo. Aun así, Sport publicó que esta renovación puede depender del próximo entrenador del Barça, ya que Mariona Caldentey está muy pendiente del tema.
Ante la más que probable apuesta continuista de cara al banquillo, no debería haber mayores complicaciones para certificar la continuidad de la mallorquina.