Pasan los años y la devoción que sienten los seguidores y seguidoras del FC Barcelona Femení por su equipo sigue intacta. La apuesta del club por su sección femenina sigue siendo firme, y el conjunto azulgrana en ningún momento ha bajado el nivel. Se sigue apostando por la cantera, por el fichaje de jóvenes promesas y también por el de futbolistas consolidadas. Tres factores que, al combinarlos, brindan un brillante presente y un prometedor futuro al grupo dirigido en la actualidad por Pere Romeu.
En la temporada 2020/21, cuando el Barça ya se había erigido como el rival a batir para el resto de equipos españoles y también para la mayoría de rivales europeos, Florentino Pérez decidió que aquello tenía que cambiar. Primero porque, ante el auge del fútbol femenino en nuestro país, el Real Madrid debía tener representación en dicho deporte. Y segundo, porque alguien debía encargarse de hacer sombra a un proyecto azulgrana que estaba logrando algo de vital importancia; que todo el panorama futbolístico internacional reconociera al FC Barcelona como el mejor club de futfem a nivel mundial. Con lo que no contaba el máximo mandatario blanco, alguien poco acostumbrado a no conseguir el objetivo que persigue, era que no siempre los golpes de talonario aseguran el triunfo.

Para evitar tener que ver al Real Madrid empezando desde las categorías más bajas de nuestro fútbol femenino, el presidente del conjunto merengue cerró la absorción de CD Tacón, club fundado en 2014 y con equipo en primera división. De la noche a la mañana, el Real Madrid femenino pasó de no existir a tener una plaza, con su nombre y con su escudo, en la máxima competición nacional. Realizó fichajes que aseguraran que el cuadro merengue estuviera en la zona alta de la tabla, luchando por todo, pero no calculó el impacto que podría tener medirse con tal urgencia a un Barça intratable.
El ansia por querer frenar los éxitos culés ha sido el peor enemigo de Florentino, que no tuvo en cuenta el precio que debería pagar por querer hacer sombra a un transatlántico futbolístico como es el FC Barcelona. Ha logrado que su equipo juegue la Champions femenina, que termine segundo la Liga F, pero ha salido tremendamente malparado en los duelos directos con el Barça. El pasado jueves, en la enésima goleada infringida por las azulgranas sobres las blancas, en este caso por 0 a 5 en la semifinales de Copa de la Reina, el público asistente a Valdebebas estalló y con razón. Son 17 victorias culés en 17 clásicos, con 63 goles a favor de las barcelonistas por tan solo 7 de las madrileñas. Datos sonrojantes para quien quiso frenar el dominio culé de un día para otro sin ser consciente de que esa hegemonía era el resultado de décadas de trabajo.
Para un seguidor azulgrana pocos obsequios pueden hacerle más feliz que una victoria sobre el Real Madrid, ya sea en fútbol, baloncesto o a las canicas. En este caso, se trata de 17 regalos en forma de triunfo en apenas 5 años, la mayoría de ellos muy claros, para una afición que sigue entregada a sus jugadoras. Y también de 17 lecciones para el mandamás del eterno rival, quien empezó asistiendo a los duelos entre ambos equipos pero ha acabado desistiendo, no queriendo ser espectador de excepción de las constantes exhibiciones culés. El mensaje es claro para alguien acostumbrado a salirse con la suya a golpe de talonario; no todo se puede comprar, el fútbol femenino español es azulgrana.