La planificación deportiva del FC Barcelona de cara a la temporada 2025/26 sigue avanzando a paso firme. La dirección deportiva trabaja en reforzar el ataque con talento joven, vertical y desequilibrante. En ese contexto, dos nombres han cobrado una fuerza tremenda en las últimas semanas: Nico Williams y Roony Bardghji.
Ambos extremos representan perfiles que encajan perfectamente en la idea de juego de Hansi Flick, el técnico azulgrana ha dado luz verde a sus incorporaciones. En el caso de Nico, su fichaje está cada vez más cerca. Su cláusula de rescisión que es de 62 millones de euros es considerada asumible por el club, que cuenta con la voluntad del jugador para recalar en Barcelona.

Roony Bardghji, por su parte, es una interesante apuesta a medio plazo, el joven sueco, que ha deslumbrado en el Copenhague danés, lleva tiempo en el radar culé. Su llegada podría cerrarse como una operación de futuro, pero no se descarta que se incorpore al primer equipo más pronto que tarde. Su explosividad, regate y polivalencia han convencido a Deco y a los responsables del área técnica.
Un fichaje que golpea a Ferran
Esta situación empieza a generar inquietud en el vestuario, y uno de los principales afectados es Ferran Torres, el atacante formado en el Valencia no desconoce los movimientos del club. Es consciente de que la llegada de nuevos extremos reduce aún más sus opciones de ser importante. A sus 25 años, Ferran esperaba consolidarse esta campaña, pero la competencia no deja de aumentar.
Durante la pasada temporada, su rendimiento fue irregular, empezó con fuerza, pero terminó perdiendo protagonismo, aunque Flick lo considera un jugador útil, no es de sus prioridades en el ataque. El técnico alemán prefiere extremos más verticales, con desborde natural y capacidad para marcar diferencias en el uno contra uno.
Daños colaterales
Ferran puede adaptarse a varias posiciones, pero esa polivalencia no le garantiza minutos, la llegada de Nico lo desplazaría todavía más en la rotación. Y si finalmente Bardghji también aterriza en el equipo, su situación se complicaría al extremo. Es por ello que desde el entorno del futbolista se empieza a valorar seriamente un cambio de aires.
El Barça no cierra la puerta a su salida, de hecho, vería con buenos ojos un traspaso si llega una oferta razonable. Su valor de mercado ronda los 35 millones de euros, aunque el club espera sacar al menos 40 para amortizar parte de la inversión realizada por él en el año 2022. Hay equipos de la Premier y de la Serie A que ya han mostrado interés.
Ferran, por ahora, guarda silencio, está concentrado en la pretemporada, pero quiere garantías, no desea vivir otro año en un rol secundario. Y si el escenario no cambia, podría pedir salir antes de que cierre el mercado, la llegada de nuevos fichajes acelera decisiones internas. Y Ferran Torres es uno de los primeros que puede verse empujado a tomar un rumbo distinto en el FC Barcelona, su continuidad ya no está nada asegurada.