Oriol Romeu ya tiene decidido su futuro lejos del FC Barcelona. El veterano mediocentro, que llegó al club azulgrana con la ilusión de ser importante, no ha conseguido cumplir las expectativas. Su salida se produce tras una temporada complicada en la que perdió protagonismo de forma progresiva.
Desde su fichaje, Romeu fue visto como un perfil capaz de aportar equilibrio defensivo en el centro del campo. Sin embargo, el ritmo e intensidad que exige el proyecto de Hansi Flick han resultado demasiado altos para su actual estado físico. La directiva, consciente de esta situación, ha acelerado los contactos para concretar su marcha.

Un fichaje que no salió como se esperaba
La llegada de Romeu fue recibida con optimismo, especialmente tras sus buenas actuaciones en el Girona. En su primer mes, dejó destellos de lo que podía ofrecer, pero su rendimiento comenzó a caer con el paso de las jornadas. Las lesiones y la competencia interna le dejaron sin un lugar fijo en las alineaciones.
Con el cambio de entrenador, sus oportunidades se redujeron todavía más. Flick apostó por perfiles más dinámicos, relegando al mediocentro a un papel residual. Esta falta de protagonismo le llevó a salir cedido al Girona, donde volvió a mostrar parte de su mejor versión.
En la ciudad condal asumían que su regreso al Barça sería testimonial. La pretemporada confirmó que el técnico alemán no contaba con él para el curso que está a punto de comenzar. Ante este escenario, la rescisión de contrato ha pasado de ser una opción a convertirse en la única vía de salida.

El interés del nuevo destino
En las últimas semanas, varios equipos han preguntado por la situación contractual de Oriol Romeu. El Girona, su último club, intentó recuperarlo, pero la operación no prosperó por cuestiones económicas. Otro histórico de LaLiga, con quien ya tuvo un breve paso en la temporada 2013-14, ha aprovechado la ocasión.
Ese equipo es el Valencia, que busca reforzar su centro del campo con experiencia y liderazgo. El perfil de Romeu encaja en el plan de Rubén Baraja, que considera fundamental añadir veteranía a una plantilla joven. Su llegada sería como agente libre, lo que facilitaría un acuerdo rápido y sin grandes desembolsos.
En el Barça, la salida de Romeu es vista como una decisión lógica desde el punto de vista deportivo y financiero. Liberar su ficha permitirá mayor margen en el límite salarial y facilitará posibles incorporaciones en el mercado. La operación, sin embargo, no dejará ingresos en caja debido a la rescisión pactada.

Un adiós que beneficia a todas las partes
Romeu deja atrás un año difícil en el que no logró adaptarse al exigente contexto azulgrana. En el vestuario, su profesionalidad nunca estuvo en duda, pero su aportación en el campo fue limitada. La afición, aunque decepcionada, reconoce su esfuerzo y compromiso durante este tiempo.
Para el jugador, se abre una nueva oportunidad de recuperar sensaciones en un equipo que le dé continuidad. El Valencia le ofrece minutos, confianza y la posibilidad de volver a ser importante en LaLiga. Su fichaje también servirá para reforzar el vínculo con una afición que aprecia su estilo de juego sobrio y eficaz.

En cuanto al Barça, la operación cierra un capítulo que no dio los frutos esperados. La planificación deportiva continúa con el objetivo de perfilar una plantilla más ajustada a las ideas de Flick. Con Romeu fuera, se libera espacio para jugadores con un perfil más acorde al modelo actual.
Finalmente, aunque el Valencia está muy cerca de cerrar su incorporación, no es el único club pendiente. El Real Oviedo ha mostrado un interés firme en contar con Oriol Romeu como líder de su proyecto deportivo. La decisión final se tomará en los próximos días, y el veterano mediocentro tendrá que elegir entre un histórico de Primera o un ambicioso aspirante al ascenso.