El astro argentino sigue obsesionado con llegar en plena forma al Mundial de 2026. Ese torneo, que se celebrará en Estados Unidos, México y Canadá, es su gran objetivo antes de retirarse.
Después de conquistar el Mundial de Qatar y dos Copas América, quiere cerrar su carrera con otra gesta internacional. Por ello, considera que la MLS ya no le ofrece el nivel competitivo que necesita. Su contrato con Inter Miami finaliza en diciembre y no será renovado.
El entorno de Messi lo tiene claro: necesita seis meses en Europa para llegar afilado a la cita de selecciones. El calendario encaja perfectamente, ya que el mercado invernal europeo se abre justo al terminar la temporada en la MLS. Si se concreta su regreso, llegaría en enero.

El FC Barcelona, un deseo imposible en lo deportivo
La primera reacción de la afición ha sido obvia: ¿volverá Leo Messi al FC Barcelona? El club donde se convirtió en leyenda siempre será su casa. Pero hoy, el contexto futbolístico del Barça no encaja con lo que necesita el argentino.
Hansi Flick apuesta por un modelo físico, joven y vertical, en el que Messi encajaría solo a nivel simbólico. Además, su presencia mediática generaría una presión innecesaria para un vestuario en plena renovación. Por eso, el club prefiere enfocarse en un homenaje institucional que en su retorno competitivo.
En el Camp Nou se quiere cerrar su ciclo como merece, pero sin romper la evolución actual del proyecto. Joan Laporta sueña con una despedida en el nuevo estadio, rodeado de su gente. Pero como futbolista, su regreso ya no se contempla con seriedad.

Messi busca ritmo sin cargarse de responsabilidad
Con el Barça descartado, Messi y su equipo de trabajo analizan opciones que cumplan tres condiciones fundamentales. Primero, debe tratarse de un entorno competitivo de alto nivel. Segundo, el rol debe ser claro, sin exigencias excesivas ni carga emocional, y tercero, el equipo debe aspirar a títulos.
Varios nombres han sonado con fuerza en las últimas semanas. El PSG ha preguntado, pero su proyecto está en plena reestructuración. En Italia, clubes como Napoli o Juventus han tanteado su entorno, pero el ritmo de la Serie A no convence.
Todo apunta a que Messi quiere un equipo donde pueda aportar sin ser el salvador. Ya no busca ser el foco absoluto, sino una pieza valiosa en momentos clave. En ese contexto, una opción ha ganado terreno por encima del resto.

Guardiola levanta el teléfono y la balanza se inclina
Según ha podido saber este medio, el favorito para fichar a Messi en enero es un viejo conocido: Pep Guardiola. El técnico catalán mantiene una relación excelente con Leo y cree que puede ser útil en su esquema. La llamada ya se ha producido y las condiciones son muy favorables.
Guardiola quiere aprovechar la experiencia de Messi en fases decisivas de la Champions League. No sería titular todos los partidos, pero sí un recurso de lujo para desatascar encuentros importantes. El argentino, por su parte, valora esa posibilidad y el nivel del equipo.
El club en cuestión también puede ofrecerle un contrato corto, competitivo y con todas las garantías médicas y deportivas. Un entorno perfecto para prepararse sin presión y disputar sus últimos meses de fútbol al máximo nivel.

La traición que nadie esperaba: su destino ya tiene nombre
Pese a todos los vínculos emocionales con el Barça, Leo Messi jugará en Europa con uno de sus rivales más amargos. El club que ha tomado la delantera no es otro que el Real Madrid, que ya le ha hecho una propuesta formal. Florentino Pérez lo considera el golpe final en su plan de dominar LaLiga y el marketing global.
El Real Madrid está dispuesto a ofrecerle un contrato de seis meses con opción a uno adicional. En el vestuario, hay consenso sobre su llegada: respeto máximo y admiración por su trayectoria. Además, en el nuevo Santiago Bernabéu, Messi tendría un escaparate perfecto antes del Mundial.
La operación está avanzada, aunque no será oficial hasta diciembre por respeto a su etapa en Miami. Pero todo indica que Messi cerrará su carrera europea vestido de blanco, en el mayor giro posible. Para el barcelonismo, una herida simbólica difícil de asimilar.