En los despachos del FC Barcelona ya se preparan para una renovación progresiva en la línea ofensiva del primer equipo. Aunque Robert Lewandowski sigue siendo el goleador del conjunto culé, la directiva es consciente de que su ciclo en la élite de Europa se acerca a su final. Con contrato hasta 2026 y con 37 años en el horizonte, el polaco afrontará su última temporada como titular indiscutible, mientras el club ya trabaja en su sucesor a largo plazo.
La necesidad de encontrar a su heredero ha acelerado las conversaciones internas. Joan Laporta y Deco quieren evitar un vacío en el centro del ataque y buscan un perfil que pueda liderar una nueva etapa deportiva. Entre las opciones valoradas, hay un nombre que destaca sobre el resto por su juventud y proyección, y ese es Julián Álvarez.
El plan de Joan Laporta
El presidente blaugrana tiene una hoja de ruta muy clara: hacer de Julián Álvarez su gran apuesta deportiva y electoral para 2026. El delantero argentino ha brillado en su primera temporada con el Atlético de Madrid, donde se ha consolidado como una de las revelaciones más importantes de La Liga. Con 17 goles en su primer curso como colchonero, su nombre ha comenzado a sonar con fuerza en las oficinas del Camp Nou.
Laporta quiere lanzar la ofensiva justo cuando se juegue su reelección, presentando al ex de River como sucesor natural de Robert Lewandowski. Sería un golpe estratégico tanto en lo futbolístico como en lo simbólico. Un fichaje de impacto, con proyección y experiencia internacional, ideal para liderar la nueva era del club bajo la dirección de Hansi Flick.
Encaje futbolístico, reto económico
Desde el punto de vista táctico, Julián Álvarez encaja a la perfección con lo que busca el Barça. Es versátil, sacrificado, técnico y con capacidad para jugar en varios roles ofensivos. Su capacidad para moverse entre líneas y su presión constante lo convierten en un perfil muy del gusto de Flick, que quiere un delantero que participe con frecuencia y tenga gol.
El gran escollo está en su precio. Su cláusula con el Atlético ronda los 120 millones de euros, una cifra que hoy parece inalcanzable para el Barça sin ingresos extraordinarios. Sin embargo, la planificación a dos años vista permite imaginar un contexto económico distinto, con margen para maniobrar si se cumplen los objetivos de reestructuración financiera que Laporta tiene en mente.