La cantera del Barça no atraviesa su momento más tranquilo y todo ha estallado tras una decisión inesperada. En las últimas horas, Fabrizio Romano ha confirmado un movimiento que ha generado más enfado que ilusión. Según el periodista italiano, Deco ya tiene cerrado un fichaje que nadie dentro del vestuario veía necesario.
La directiva azulgrana insiste en que el refuerzo es estratégico y responde a una oportunidad de mercado. Pero los jóvenes del primer equipo no están nada de acuerdo con ese discurso. Consideran que esta incorporación rompe la confianza en el modelo de club basado en la Masia.
El mensaje es claro: el talento ya está dentro y no hace falta mirar fuera. Lo dicen con discreción, pero también con firmeza. El vestuario ha recibido la noticia con incredulidad y cierto malestar silencioso.

Los cracks del futuro, molestos con el presente
En el entorno de varios canteranos ha comenzado a correr un sentimiento de decepción que nadie se esfuerza demasiado en disimular. Jugadores como Lamine Yamal, Cubarsí, Gavi o Fermín López creen que el club está lanzando una señal equivocada. Mientras ellos intentan ganarse minutos, se apuesta por un perfil casi idéntico llegado del extranjero.
“No necesitamos otro chico de 18 años que venga a aprender lo que nosotros ya hacemos cada día”. Así resumen el ambiente algunas fuentes internas, que advierten de un posible cambio de clima si se repite esta tendencia. El grupo había cerrado filas con Flick y confiaba en un proyecto basado en ellos.
El problema no es solo deportivo. También hay preocupación por el impacto económico que puede tener la operación. En un momento en el que cada euro cuenta, los canteranos se preguntan si realmente era urgente fichar a otro extremo.

Una inversión que no convence ni dentro ni fuera
La directiva lleva semanas remando contra el ‘fair play’ financiero, renegociando contratos y aplazando operaciones clave. Por eso, en el vestuario no entienden cómo se puede cerrar un fichaje que no aporta mejora inmediata. Se cuestiona tanto el fondo como la forma de una operación que ha llegado sin previo aviso.
A ojos de los jugadores, fichar talento exterior de la misma edad es una falta de respeto al proceso interno. Y más aún si ese refuerzo se mueve en las mismas posiciones que ya están cubiertas. Las promesas del club creen que están pagando un precio demasiado alto por decisiones ajenas.
Se esperaba que el siguiente refuerzo fuera un jugador contrastado y con impacto inmediato. Alguien que ayudara a sumar, no a competir directamente por los pocos minutos disponibles. El temor ahora es que Flick tenga que gestionar tensiones que no estaban previstas.

La Masia se revuelve: el vestuario no entiende el último fichaje
Este refuerzo no ha sido todavía anunciado de forma oficial, pero el vestuario ya sabe que está casi cerrado. El entorno del jugador confirma que hay acuerdo total y que solo falta el anuncio del club. Pero la afición no es la única que se hace preguntas: también lo hace el grupo más joven del vestuario.
El futbolista en cuestión es un extremo zurdo con talento, desborde y proyección ofensiva. Promete mucho, pero aún no ha demostrado nada fuera de Dinamarca. Su llegada, en plena ofensiva por Nico Williams y con Lamine Yamal como estrella emergente, se entiende como un capricho.

En los próximos días se sabrá si la operación finalmente se oficializa o si queda congelada. Pero lo que está claro es que la llegada de Roony Bardghji no ha sentado nada bien entre los jóvenes del Barça. El mensaje parece claro: si el club no protege su cantera, puede empezar a perderla desde dentro.