Por si alguien lo dudaba, confirmamos que no todo iba a ser de color de rosa. Cierto es que el arranque del Barça en la era Flick había sido inmejorable, devolviendo la ilusión a una afición falta de alegrías y cosechando unos resultados que elevaban, y mucho, las expectativas formadas alrededor de este equipo. Pero como era lógico, sobre todo en un grupo tan falto de experiencia, tarde o temprano tenían que llegar las dudas. Las derrotas en Pamplona y Mónaco tenían justificación, lo cual provocó que se encajaran con cierta tranquilidad, algo que no ha sucedido en los dos últimos traspiés del conjunto azulgrana ante Real Sociedad y Celta.
Algo se rompió en la media parte frente al Espanyol. Hasta ese instante el Barça funcionaba como un reloj suizo, o en este caso alemán. Se presionaba arriba hasta la saciedad, se movía el balón con fluidez en el centro del campo y se tiraba la línea del fuera de juego atrás con máxima precisión. A partir del minuto 46 ante el cuadro perico dichas cualidades desaparecieron para no volver a hacer acto de presencia hasta el día de hoy. La buena primera parte realizada en aquel encuentro sirvió para sumar el triunfo, pero en Anoeta y Balaídos los problemas llegaron de inicio, lo cual resultó demasiado lastre como para llevarse los tres puntos de dos campos complicados.
Así pues el famoso “entorno” entra en escena. Flick ha gestionado crisis como entrenador del Bayern y como seleccionador alemán, por lo que es un hombre curtido ante este tipo de situaciones. Pero no se las ha visto todavía con un factor que hizo envejecer de la noche a la mañana a Guardiola y Luis Enrique, que genera un desgaste en los entrenadores nunca visto en otros clubes, y que también acabó desquiciando por completo a Xavi. Esto no para y la Champions vuelve a llamar a la puerta, enfrentando al FC Barcelona con un rival que llega a Montjuic con la piel de cordero y colmillos de lobo. Pero más peligroso que el Brest resulta ese ambiente que se genera alrededor del club cuando vienen mal dadas, que no deja títere con cabeza cuando la pelota no entra, y que empieza a amenazar el día a día de un grupo que ha vivido en plena calma hasta el día de hoy. Que no se nos olvide; el Barça sigue siendo líder de la liga.