El Barça ha pasado en apenas dos meses de temer a ser temido. Si existe la semana perfecta en clave barcelonista esta tiene que ser la que vivimos 7 días atrás. Y es que en poco más de 72 horas el conjunto azulgrana dejó en paños menores a dos de los equipos más poderosos del continente europeo. El equipo de Flick llegaba en un estado de forma brutal a los duelos ante Bayern y Real Madrid, pero hacía falta comprobar la consistencia de este grupo ante rivales top como eran teutones y merengues.
El FC Barcelona sacó el rodillo y las dudas quedaron disipadas. Ha quedado claro; Habemus Barça, solo que a diferencia de cuando el anuncio sucede en el Vaticano, la fumata esta vez no es blanca sino azulgrana. Ni unos ni otros pudieron contener el vendaval culé, y acabaron abandonando el césped cariacontecidos, descolocados y sin saber muy bien qué había sucedido. Solo el marcador, muy cercano a la “manita” en ambos casos, les ayudaba a comprender que habían sido sometidos y de qué manera.
Para muchos este es el Barça de los jóvenes, de los críos que apenas tienen edad para conducir pero ya mandan sobre un terreno de juego en la élite, y no les falta razón. El poder de La Masía ha quedado patente una vez más, demostrando que cuando el club necesita a sus chicos estos acuden al rescate. Pero no son los únicos que están tirando del carro, puesto que otros futbolistas ya consolidados que no estaban rindiendo al máximo nivel también han dado un paso al frente. Hablamos de los renacidos de Flick, jugadores que de la mano del técnico alemán vuelven a ofrecernos su mejor versión.
“Lewy” más enchufado que nunca
Con 36 años y un bagaje algo gris en la pasada campaña no se puede desterrar a quienes lo daban por jubilado. Si no había rendido como se esperaba el curso anterior, ¿por qué lo iba a hacer en este? La respuesta está en su instinto y en los extremos. “Lewy” sigue manteniendo intacto su olfato de gol, algo que los killers no suelen perder con el paso de los años, pero el polaco nunca ha sido un delantero capaz de generar ocasiones por sí solo, necesita de unos extremos que le generen desequilibrio por los costados y que le nutran de centros de calidad.
Con un Raphinha desatado y un Lamine Yamal consagrado Robert Lewandowski tiene las armas necesarias para volver a ser el delantero de área que marcó una época. El instinto goleador siempre ha estado ahí, solo hacía falta que dispusiera de compañeros de línea con un buen uno contra uno y un centro del campo capaz de dar el último pase, encontrando al polaco donde resulta letal. Los 17 goles en 14 partidos oficiales cosechados hasta ahora por el ex del Bayern demuestran que vive inmerso en su segunda juventud.
El nuevo Raphinha
Probablemente la mayor sorpresa en lo que llevamos de temporada. Raphinha ha pasado de ser el futbolista más cuestionado de la plantilla a uno de los más queridos. Como si el brazalete de capitán le hubiera otorgado un poder sobrehumano, el ex del Leeds United se ha convertido en un ídolo del barcelonismo, firmando en apenas dos meses 6 goles y 6 asistencias en Liga por 4 goles y una asistencia en Champions. Y todo esto alejado de la posición en la que estaba destinado a triunfar, ya que la eclosión de Lamine Yamal y las numerosas bajas en el centro del campo lo han relegado al extremo izquierdo y a la demarcación de enganche.
Un hat trick ante el Bayern y el cuarto gol en el Santiago Bernabéu, con una vaselina marca de la casa ante la salida de Lunin, han vuelto a poner de manifiesto que este Raphinha no tiene nada que ver con el que había desesperado a buena parte del barcelonismo en temporadas anteriores. Ante las suculentas ofertas que llegaban por él cada verano, parte de la afición se enfureció por la terquedad del brasileño en seguir vistiendo de azulgrana. A día de hoy, el tiempo le está dando la razón.
La mejor versión de Pedri
Con la lesión del canario en los cuartos de final de la Eurocopa el pesimismo volvía a adueñarse del aficionado culé. Parecía que de nuevo los problemas físicos iban a interponerse entre el ex jugador de Las Palmas y su mejor versión. Pero en este caso, su vuelta a los terrenos de juego llegó acompañada de una finura digna del que no ha estado parado dos meses.
Pedri resulta vital para el esquema de Flick. En los momentos de agobio, cuando el rival más aprieta, balones al de Tegueste. Nadie es tan fiable como él en las conducciones, ni a la hora de bajarle las pulsaciones al partido cuando es necesario. Actuando en el doble pivote o como interior, se convierte en el mensajero que traslada el balón desde la medular hasta la zona de peligro, momento en el que toca entregarlo en bandeja de plata a los que no hacen prisioneros. El mejor Barça coincide con el mejor Pedri, y yo no creo en las casualidades.
El Kaiser de Ondarroa
Las lesiones de Ronald Araújo y de Andreas Christensen abrieron de par en par las puertas de la titularidad a Íñigo Martínez en la presente temporada. El ex central del Athletic había tenido poco protagonismo con Xavi en el banquillo culé y las veces que había dispuesto de minutos como jugador barcelonista no había transmitido la seguridad que de él se esperaba. Pero la llegada de Hansi Flick y la puesta en escena de una táctica que de buenas a primeras puede parecer un auténtico suicidio, nos han brindado las mejores prestaciones del central vasco.
Formando pareja junto a Pau Cubarsí combinan a la perfección juventud y experiencia. El conjunto azulgrana está destacando por su increíble pegada en los metros finales, pero la pasmosa facilidad con la que su zaga deja en fuera de juego al delantero de turno rival también se ha viralizado. La sincronización de Íñigo con sus compañeros de línea está siendo simplemente sublime, algo que está resultando vital para que el Barça de los niños, de los críos, de los jóvenes, pero también el de los futbolistas renacidos de Flick, sea tema de conversación y objeto de admiración en todo el mundo.