La Masia siempre ha sido un vivero de talento, pero pocas veces aparece un perfil tan especial. Ebrima Tunkara, mediocentro ofensivo del Juvenil A, se ha convertido en el nombre de moda en la cantera. Su irrupción ha sorprendido a técnicos, compañeros y seguidores, que lo ven como el sucesor natural de Lamine Yamal.
Nacido en 2010, apenas cuenta con 15 años, pero ya compite en una categoría superior a su edad. Su carácter competitivo, su visión de juego y su facilidad para desequilibrar partidos marcan diferencias cada fin de semana. Pese a su juventud, se ha ganado un respeto inmediato dentro de la Ciudad Deportiva Joan Gamper.
Su calidad técnica es difícil de ignorar, tanto en el control de balón como en la toma de decisiones. Tiene una zurda privilegiada, capaz de generar ocasiones con pases filtrados, regates efectivos y disparos potentes a portería. Todo ello lo convierte en uno de los proyectos más ilusionantes que el Barça ha tenido en años.
Una historia de superación y sacrificio familiar
El origen de Ebrima está marcado por la superación. Nacido en Lamoi, Gambia, emigró con su familia a Cataluña en 2017. Su padre, Abdul Tunkara, había llegado años antes, trabajando con esfuerzo para poder reagrupar a los suyos.
En Cerdanyola comenzó a dar sus primeros pasos en el fútbol organizado, después de años jugando en la calle. Allí llamó la atención del formador Albert Puig, que necesitó apenas diez minutos para recomendar su fichaje inmediato. Lo que vio aquel día fue suficiente para entender que se trataba de un talento extraordinario.
El Barça actuó con rapidez y lo incorporó en la temporada 2018-19 a su estructura de fútbol-7. En apenas unos meses, Tunkara pasó de jugar descalzo en las calles de Gambia a vestir de azulgrana. Ese salto marcó un antes y un después, tanto en su vida personal como en su desarrollo deportivo.
Un ascenso meteórico en las categorías formativas
Desde entonces, su progresión ha sido constante, superando con naturalidad cada reto que La Masia le ha puesto delante. Técnicos y coordinadores destacan no solo su talento, sino también su disciplina, humildad y mentalidad ganadora. Esas cualidades lo diferencian de otros jugadores con talento que nunca lograron consolidarse en el club.
En el Juvenil A, a pesar de competir contra futbolistas tres años mayores, se ha convertido en un líder. Sus actuaciones muestran personalidad, inteligencia y una capacidad de adaptación que sorprende por su corta edad. Cada partido deja destellos que confirman las expectativas depositadas sobre él.
Sus virtudes no se limitan al pase o la creatividad, también tiene llegada al área y gol. En la última temporada ha firmado cifras destacables, con asistencias constantes y un puñado de tantos decisivos. Eso le ha permitido ser llamado a la selección española sub-16, donde ya es seguido muy de cerca.
Comparaciones y expectativas crecientes
La explosión de Ebrima Tunkara recuerda a la que vivió Lamine Yamal, aunque con características diferentes. Mientras Lamine destaca en el desborde, Ebrima domina el centro del campo con temple y claridad. Ambos representan un futuro brillante para el Barça y para el fútbol español en general.
Dentro del club ya se habla de él como el mayor talento desde la irrupción de Iniesta. Sus entrenadores coinciden en que posee una madurez táctica difícil de encontrar en jugadores de su edad. Además, su físico, superior al promedio, le permite competir con eficacia frente a rivales mayores y más experimentados.
Laporta y Deco son plenamente conscientes del diamante que tienen en sus manos. Por ello, han decidido blindarlo con un contrato hasta 2026, asegurando su continuidad en el club. La intención es integrarlo progresivamente en dinámicas del primer equipo durante los próximos años.
El futuro de la joya gambiano-española
El reto ahora es gestionar con calma la evolución de Ebrima, sin precipitar un salto prematuro. Desde la dirección deportiva quieren evitar quemar etapas, siguiendo un plan de crecimiento ordenado y paciente. Saben que el exceso de presión mediática puede ser tan peligroso como cualquier lesión física.
Flick ya tiene informes sobre Tunkara y lo sigue de cerca, consciente del potencial que representa para el futuro. La afición culé, mientras tanto, se ilusiona con un talento que recuerda a los mejores de La Masia. Si mantiene esta línea de desarrollo, el Camp Nou podría disfrutar muy pronto de un futbolista llamado a marcar época.
A sus 15 años, Ebrima Tunkara ya es considerado la mayor joya de La Masia. Un mediocentro ofensivo con zurda privilegiada, visión única y un futuro que promete ser tan grande como su talento.