Dos jugadores de fútbol con camisetas azules conversan y sonríen en el campo, uno sostiene un balón.

Interrogante Raphinha

A pesar de la gran temporada que ha firmado el jugador brasileño el club busca incorporar un extremo de primer nivel.

En el mundo del fútbol todo puede cambiar de una temporada a otra. En el plano colectivo, en apenas 365 días, el Barça ha pasado de ser un mar de dudas a convertirse en un equipo ganador con proyecto de futuro. Y en el individual, por poner un ejemplo, Raphinha ha dejado de ser un jugador más que cuestionado por la afición culé para erigirse como una de las piezas imprescindibles de la plantilla. Centrándonos en el atacante brasileño, sus números han sido un auténtico escándalo; 34 goles anotados y 23 asistencias repartidas en 57 encuentros, siendo el futbolista azulgrana con más minutos disputados, incluso por encima de Pedri. Con estas cifras resulta evidente que la mejor versión del el ex del Leeds ha hecho acto de presencia, y esperemos que haya venido para quedarse.

No obstante, a pesar del gran rendimiento que ha ofrecido el de Porto Alegre, Deco y Flick ya rastrean el mercado en busca de un extremo izquierdo de primer nivel. Suenan Luis Díaz, un fichaje prácticamente inalcanzable debido a su precio, y Marcus Rahsford, una llegada un tanto más factible. Y es que, por mucho que algunos defiendan el “cuando algo funciona no lo toques”, resulta evidente que al Barça le falta desequilibrio arriba. Solo Lamine Yamal es capaz de encarar y marcharse de su par, el resto de atacantes de la plantilla no tienen facilidad ni calidad para el desborde, y esa carencia debe subsanarse en los próximos meses. Pero no deja de resultar curioso que una temporada para enmarcar de Raphinha, la cual puede situarlo incluso en la lucha por el Balón de Oro, no le haya servido para hacerse indiscutible en el tridente culé de cara al próximo curso.

Y aquí llega el interrogante. ¿Cómo encajará Flick al brasileño en el once de la próxima temporada? Si el extremo que aterrice en Barcelona lo hace aportando el desequilibrio ofensivo que el equipo necesita, esa parcela del campo tendrá dueño y señor. El costado de Lamine es área restringida para cualquiera que no sea el de Rocafonda. Y como nueve Raphinha no puede competir con Lewy y Ferran Torres. Quedaría la opción de actuar como interior en el 4-3-3, una posición en la que ya tuvo minutos al inicio de la campaña pasada. O como mediapunta en el 4-2-3-1, donde debería competir por la titularidad con Fermín y Dani Olmo, más experimentados que él en el enganche. La ecuación para encajar al internacional verdeamarelo en el once inicial no parece a día de hoy nada clara.

En cualquier caso, para Flick, esta situación supone lo que solemos llamar un “bendito problema”. Que tengas dificultades para incluir en tu alineación a futbolistas de calidad, porque te sobran, es algo de lo que alegrarse y mucho. Y más viniendo de un año en el que la plantilla era excesivamente corta. Si finalmente llega un extremo con desborde y Raphinha queda apeado de la banda izquierda, el técnico alemán encontrará una solución para que el ex del Leeds tenga el mismo peso específico en el grupo que el mostrado en la pasada campaña. Al fin y al cabo el brasileño se lo merece tras un año colosal. El interrogante está ahí, dar con la respuesta será un reto para Hansi.