El Barça ya mira hacia el futuro de su delantera y, en especial, hacia el día en que Robert Lewandowski dé un paso al costado. El atacante polaco, que finaliza contrato en 2026 y cumplirá 38 años ese mismo año, sigue siendo el gran referente ofensivo, pero la planificación deportiva exige pensar en su sucesor. Entre todos los nombres que circulan en la agenda azulgrana, uno destaca con fuerza: Julián Álvarez.
El delantero argentino, actual jugador del Atlético de Madrid, es considerado por Joan Laporta y la junta directiva del Barça como el ‘9’ perfecto para liderar el nuevo ciclo culé. Consolidado en la élite europea, Julián combina juventud, experiencia y capacidad goleadora. Es evidente que su perfil encaja con la búsqueda de un delantero capaz de sostener al equipo en la próxima década.
Laporta lo ve como un fichaje de impacto
El plan de Joan Laporta no se limita a lo deportivo. Según fuentes cercanas al club, la idea es que el fichaje de Julián Álvarez sea uno de los grandes reclamos de cara a las elecciones presidenciales de 2026. El presidente quiere presentarlo como símbolo de la renovación del Barça, de la misma manera que en su momento intentó capitalizar el regreso de Leo Messi en la campaña anterior.
Pero este objetivo ambicioso viene acompañado de obstáculos. El Atlético de Madrid no contempla vender a su delantero por menos de 80 millones de euros, y la economía azulgrana sigue condicionada. Además, Julián no tiene intención de salir del Atlético si no se cumplen una serie de condiciones claras tanto a nivel deportivo como contractual.
Ficha de estrella
El entorno del argentino ya ha dejado clara su postura: no repetirá la experiencia que vivió en el Manchester City, donde tuvo que convivir con un rol secundario. Para dar el salto al Barça, quiere garantías de protagonismo real como ‘9’ titular una vez que Lewandowski deje su lugar. Ser un simple complemento no entra en sus planes.
A nivel económico, Julián Álvarez pediría un contrato superior a los 10 millones de euros por temporada, cifra que lo situaría en la franja más alta de la escala salarial azulgrana. Esta exigencia, sumada al alto coste del traspaso, obliga al Barça a estudiar muy bien la operación y evaluar posibles reajustes para poder afrontar el fichaje sin comprometer su sostenibilidad. De momento, el interés es firme, pero las condiciones del jugador marcan el camino hacia una negociación que no será sencilla.