El FC Barcelona afronta una urgencia que ya no puede postergarse más: reforzar el lateral derecho con un perfil de garantías. Hansi Flick ha sido claro desde su llegada, y no quiere improvisaciones en una posición tan determinante. Jules Koundé ha cumplido como parche, pero su lugar natural sigue siendo el centro de la defensa.
Liberar al francés de esa función es uno de los principales objetivos del cuerpo técnico. La falta de competencia específica preocupa, especialmente con un calendario tan exigente como el que se avecina. La exigencia de Flick pasa por contar con un jugador capaz de rendir desde el primer día.

Un perfil específico para el sistema Flick
Desde el inicio de la pretemporada, el técnico alemán ha insistido en el tipo de lateral que necesita. Quiere un jugador profundo, con recorrido, sólido tácticamente y acostumbrado a la alta exigencia competitiva. No busca promesas a medio plazo, sino realidades contrastadas.
La planificación deportiva ya ha girado en torno a este objetivo prioritario. Deco ha activado varias operaciones en busca de la pieza adecuada, filtrando opciones que no cumplen los requisitos. Algunas han caído por precio, otras por falta de encaje en el sistema.
El Barça ha mirado hacia la Bundesliga y la Premier League, pero las negociaciones en este momento son complejas. Los clubes vendedores no quieren perder efectivos importantes en plena pretemporada. Esto ha llevado a priorizar un mercado más accesible: LaLiga.

El mercado nacional, vía más accesible
Dentro del campeonato español existen laterales que combinan experiencia, ritmo y conocimiento del entorno competitivo. Además, su fichaje resulta más ágil en términos logísticos, algo clave en estas semanas. El club no quiere esperar hasta el último día para cerrar este refuerzo.
Los informes internos señalan que es posible encontrar una solución sin comprometer la estabilidad económica. El presupuesto para esta operación es ajustado, pero suficiente si se presenta la oportunidad adecuada. Y la exigencia es clara: el nuevo lateral competirá por la titularidad desde el primer minuto.
En las últimas horas ha aparecido un candidato que no estaba en las quinielas iniciales. Su nombre ha generado consenso tanto en el cuerpo técnico como en la dirección deportiva. Su experiencia en grandes escenarios y su polivalencia lo colocan en una posición privilegiada.

El elegido de Flick
El jugador que ha convencido al Barça es Nahuel Molina, lateral del Atlético de Madrid y campeón del mundo con Argentina. Se ha consolidado como uno de los mejores en su posición dentro de LaLiga. Su potencia física, regularidad y compromiso táctico encajan perfectamente en la idea de Flick.
El argentino destaca por su capacidad para sumarse al ataque sin descuidar su labor defensiva. En el Atlético ha sido pieza clave para Simeone, demostrando fiabilidad en partidos de máxima exigencia. Además, su experiencia en Champions lo convierte en un valor seguro para un Barça que quiere competir por todo.
El club azulgrana está dispuesto a poner sobre la mesa una oferta de 20 millones de euros. La cifra se ajusta al valor que consideran razonable y que podría seducir al Atlético si necesita liquidez. La voluntad del jugador, que ve con buenos ojos el cambio, será determinante para desbloquear la operación.
Negociaciones con margen pero sin pausa
Deco ha iniciado contactos con el entorno de Molina y ha dejado claro el interés firme del Barça. No será una negociación sencilla, pero tampoco se percibe como imposible en estos momentos. La sintonía entre las partes puede ser clave para alcanzar un acuerdo rápido.
En el club confían en cerrar el fichaje antes de que finalice el mes de julio. La idea es que el jugador se incorpore lo antes posible a la dinámica de Flick. Cuanto antes se adapte, más opciones habrá de que arranque la temporada como titular.
El fichaje de Nahuel Molina permitiría a Koundé volver a su puesto natural y reforzaría la solidez defensiva. Además, aportaría profundidad ofensiva, algo que Flick considera esencial para sus laterales. En definitiva, una operación estratégica para reforzar un punto débil del equipo.