El FC Barcelona afronta un verano marcado por las urgencias económicas y las limitaciones del fair play financiero. Joan Laporta y Deco trabajan sin descanso para cuadrar las cuentas y mantener la competitividad de la plantilla. Y uno de los grandes quebraderos de cabeza es la renovación de Frenkie de Jong, cuyo contrato se ha convertido en un serio problema.
El centrocampista neerlandés es uno de los jugadores mejor valorados por Hansi Flick, que lo considera indispensable. Su presencia en el doble pivote es clave para el equilibrio del equipo, tanto en defensa como en ataque. Sin embargo, la herencia de contratos firmados en etapas anteriores ha convertido su salario en una carga difícil de asumir.
Un contrato con cifras fuera de mercado
De Jong percibe actualmente 23,2 millones de euros fijos por temporada, una cifra desorbitada para el contexto del Barça. Esta cantidad se explica por los aplazamientos salariales que aceptó durante la pandemia, cuando apenas ingresó 3 millones. El acuerdo firmado entonces contemplaba una recuperación progresiva de lo diferido, hasta llegar a las cifras actuales.
El problema para la directiva es que esas cantidades resultan inasumibles en la situación económica actual. La masa salarial ya está disparada y compromete la inscripción de nuevos fichajes, además de limitar operaciones futuras. Frenkie entiende la posición del club, pero tampoco está dispuesto a renunciar a todo lo pactado.
En el Barça consideran que mantener esas cifras supondría hipotecar la planificación deportiva de los próximos años. Ni siquiera futbolistas con más protagonismo mediático, como Lamine Yamal o Pedri, alcanzan esos números en sus contratos. Por ello, desde los despachos se ha trasladado la necesidad de renegociar de manera urgente.
La postura del jugador
El propio De Jong, en conversaciones privadas, ha admitido que su sueldo actual está muy por encima de lo normal. Reconoce que la situación de la pandemia provocó un desajuste y que la solución fue alargar pagos que hoy resultan desproporcionados. Por eso mismo, estaría dispuesto a aceptar una rebaja con tal de favorecer al club.
No obstante, esa rebaja no se acerca a lo que espera la dirección deportiva y la junta de Laporta. El neerlandés propone pasar de los 23,2 millones actuales a unos 17 millones fijos más bonus variables. Una reducción, sí, pero todavía insuficiente para el ajuste que necesita el Barça con vistas a la temporada.
En el club creen que la cifra no puede superar los 12 o 13 millones netos incluyendo incentivos, para equiparar su ficha a la de otros pesos pesados. Superar ese umbral supondría seguir generando un desequilibrio que ya ha provocado tensiones internas en la plantilla.
Una negociación que marcará el futuro
El caso de Frenkie de Jong se ha convertido en símbolo de la lucha por sanear la economía culé. Mantener su talento es prioritario para Flick, pero al mismo tiempo, no se puede seguir pagando salarios insostenibles. Cada decisión que se tome con él marcará el camino para futuras renovaciones, como las de Ronald Araújo o Lamine Yamal.
La negociación sigue abierta y ambas partes buscan una solución que beneficie al jugador y al club. La predisposición de De Jong a rebajarse el sueldo se valora positivamente, aunque todavía no se ha alcanzado un punto de encuentro. Y el tiempo apremia, porque el Barça necesita cerrar sus cuentas antes del cierre del mercado.
El escenario más probable es que Frenkie acepte una rebaja para pasar de 23,2 a 17 millones anuales. Sin embargo, el Barça considera que esa cantidad sigue siendo inasumible y presiona para dejarla en torno a los 12-13 millones. Hasta que no haya acuerdo, la continuidad del neerlandés seguirá siendo una incógnita cargada de tensión.