En el FC Barcelona la tensión no solo se vive en el césped, dentro de los despachos, las miradas y decisiones pesan más que nunca. Y en medio de ese fuego cruzado aparece un nombre propio: Gavi. El centrocampista andaluz sospecha que Deco, director deportivo del club, habría querido apartarle del proyecto.
Una idea que le quema por dentro y que, según su entorno, se ha convertido en el combustible para su temporada más personal. El internacional español, que siempre ha demostrado carácter y compromiso, vive con la sensación de que su continuidad no siempre fue garantizada por parte de la dirección deportiva. Cree que Deco le ha querido abrir la puerta de salida, o al menos, que no ha hecho lo suficiente para blindarle ante el mercado.

Y eso, para un jugador como Gavi, es una afrenta que no se perdona fácilmente. Ahora, tras recuperarse de sus problemas físicos y con la mirada fija en el futuro inmediato, Gavi se ha propuesto una misión clara: reivindicarse. Quiere demostrarle al brasileño Deco que se equivoca, quiere dejar claro que no solo merece quedarse, sino que debe ser uno de los futbolistas más importantes del Barça.
Gavi roto de dolor
En el vestuario muchos saben que el gen competitivo de Gavi no entiende de medias tintas, no es un jugador que se esconda ni que acepte los grises. Por eso, su respuesta no llegará en declaraciones explosivas ni en gestos hacia las cámaras. Si no en cada balón dividido, en cada presión y en cada partido en el que vista la camiseta azulgrana, la respuesta a este mensaje será claro y en el verde.
El plan de Pablo Gavi es claro: recuperar su mejor versión y liderar el equipo, en una plantilla llena de talento joven, él quiere volver a ser la referencia azulgrana. Esa figura que marca el ritmo, que contagia energía y que se deja la piel en cada acción. Y hacerlo sabiendo que, al mismo tiempo, está enviando un mensaje directo a la cúpula del club.
Promete revancha
Porque si algo define al futbolista de Los Palacios es su capacidad de levantarse más fuerte después de cada golpe. Lo hizo en su debut, lo hizo cuando le cuestionaron su estilo y lo hará ahora, en un momento en el que siente que le han querido apartar. Si consigue su objetivo, Gavi no solo logrará callar bocas, también se colocará como un intocable del proyecto, haciendo imposible que Deco o cualquier otro directivo dude de su papel.
Y en ese camino, cada partido será una batalla personal, un duelo contra el rival y contra las sombras internas que, según él, quisieron apartarle. La temporada que viene puede ser la de su gran venganza futbolística, La de un jugador que, cuando siente que le intentan frenar, responde con la fuerza de un vendaval. Y en el Camp Nou lo saben: un Gavi herido es un Gavi peligroso, Muy peligroso