El Manchester United afronta un verano decisivo después de una temporada en la que los resultados quedaron muy lejos de las expectativas. Aunque lograron llegar a la final de la Europa League, la derrota ante el Tottenham dejó un sabor amargo. Y en la Premier League el equipo estuvo más cerca de la zona baja que de los puestos europeos.
La llegada de Rubén Amorim al banquillo busca dar un impulso al proyecto, con un estilo de juego más definido y una plantilla reforzada para competir en todos los frentes. Hasta el momento, el conjunto inglés ha cerrado incorporaciones importantes como Bryan Mbeumo y Matheus Cunha, pero el entrenador portugués insiste en que todavía faltan piezas para completar su plan.
La dirección deportiva trabaja para sumar talento en varias posiciones, analizando tanto el mercado nacional como el internacional. Con especial atención a jugadores jóvenes que puedan marcar diferencias a medio y largo plazo.
Un objetivo culé entra en la lista
Entre los perfiles que despertaron el interés del United apareció un futbolista del FC Barcelona, cuya proyección y estilo de juego encajaban en la idea del técnico luso. Se trata de Marc Casadó, que había sido una de las revelaciones de la pasada temporada en el conjunto azulgrana. Aunque su rol en el presente curso estaba rodeado de incertidumbre debido a la competencia interna y a la recuperación de jugadores clave.
A pesar de su juventud, ya había demostrado personalidad en partidos de exigencia, lo que llevó a Amorim a señalarlo como un posible refuerzo prioritario. Sin embargo, la situación en el Camp Nou no facilitaba una salida sencilla. La directiva culé solo estaba dispuesta a negociar por una cifra que ayudara a equilibrar las cuentas y asegurar margen para otros movimientos.
El precio rompe las conversaciones
El Barcelona fijó en 65 millones de euros el valor mínimo para iniciar cualquier negociación por el jugador. La cifra, aunque no fuera desorbitada para un club como el United, fue considerada demasiado alta por la directiva de Old Trafford. El club inglés no veía justificación para realizar una inversión de ese calibre en este momento, especialmente teniendo otras prioridades en el mercado.
Tras evaluar la situación, el club inglés optó por retirarse de las conversaciones y centrar sus esfuerzos en otras operaciones más asequibles. Por su parte, el futbolista no había mostrado un interés especial en salir del Camp Nou, por lo que su continuidad parece, al menos de momento, el escenario más probable. Con la temporada a punto de comenzar, Flick tendrá a su disposición a un centrocampista que, pese a la competencia, puede seguir siendo útil en la rotación azulgrana.