Dani Olmo ha pasado de ser un fichaje ilusionante a convertirse en uno de los jugadores más influyentes del Barça actual. Su compromiso con el equipo, su rendimiento constante y su visión de juego lo han convertido en una pieza clave para Hansi Flick. Pero su paciencia tiene un límite, y parece que ya lo ha alcanzado.
El jugador catalán está molesto con la situación interna del vestuario. No solo por decisiones técnicas, sino por la falta de meritocracia en algunos puestos del once. Y ha decidido levantar la voz en un momento clave de la temporada.

El foco del conflicto
Aunque no lo ha nombrado públicamente, dentro del club todos saben que su mensaje va dirigido a Pablo Torre. El mediapunta cántabro no ha convencido ni a Flick ni a buena parte del vestuario. Y eso, para un competidor como Dani Olmo, ya es demasiado.
Torre llegó con muchas expectativas desde el Racing, pero no ha dado el salto que se esperaba. Sus intervenciones son intrascendentes, su ritmo no encaja con el del equipo y, sobre todo, no aprovecha las oportunidades. Dani Olmo considera que su presencia está perjudicando al grupo.

En contraposición, Olmo ve con buenos ojos el papel de Fermín López. El andaluz, formado en La Masía, ha demostrado estar preparado para competir al máximo nivel. Su energía, compromiso y capacidad de adaptación le han ganado un lugar en el corazón del cuerpo técnico.
Dani se siente más cómodo con Fermín a su lado. Comparten perfil de juego, visión y mentalidad. No hay dudas: si hay que elegir, él lo tiene claro.

El Barça debe tomar decisiones
El mensaje de Olmo no es una amenaza, es una advertencia. No quiere que el vestuario pierda el equilibrio que tanto ha costado conseguir. Si se sigue apostando por nombres que no rinden, su continuidad podría estar en juego.
Hansi Flick valora su liderazgo silencioso. Pero también escucha sus mensajes, sobre todo cuando vienen acompañados de rendimiento. Olmo no exige nada que no esté dando.

En este contexto, el futuro de Pablo Torre queda prácticamente sentenciado. No entra en los planes de Flick para la próxima temporada. Y desde la dirección deportiva ya se barajan posibles cesiones o una venta definitiva.
El jugador no ha sabido aprovechar su tiempo en el primer equipo. Ni siquiera en partidos menores ha mostrado una versión convincente. Dani Olmo considera que su ciclo debe cerrarse.

Un mensaje que remueve al club
La frase “o se va él del Barça o me voy yo” ha retumbado fuerte dentro del club. Aunque no ha salido a la prensa oficialmente, ha llegado a las oficinas. Y Joan Laporta ya ha tomado nota.
El Barça quiere construir un proyecto sólido y duradero. Pero para ello, necesita rodearse de futbolistas comprometidos y competitivos. Y Dani Olmo representa precisamente ese perfil.

Su llegada no solo ha elevado el nivel del centro del campo. También ha aportado estabilidad emocional y equilibrio táctico. Flick ve en él al motor ideal para conectar líneas.
En cada partido deja claro que quiere ganar. Su forma de entrenar, de hablar y de competir lo demuestran. Por eso, cuando algo no le cuadra, no duda en decirlo.

El club está en un proceso de transición. Y en ese proceso, debe saber distinguir entre jugadores con proyección real y los que simplemente ocupan espacio. Dani Olmo ya ha hecho su diagnóstico.
Ahora, la pelota está en el tejado de la directiva. Si el Barça quiere crecer, tendrá que hacer limpieza y apostar por los que realmente suman. Porque el tiempo ya no está para perderlo.