Frenkie de Jong, el mediocampista del FC Barcelona, sigue enfrentando una compleja situación debido a su lesión, que ya supera los cinco meses.
El Barça, dirigido por Hansi Flick, enfrenta grandes dificultades en el mediocampo debido a las bajas por lesión de jugadores clave como Pedri, Gavi y Dani Olmo.
Impacto en el equipo y presión para su regreso
Esto ha incrementado la presión para que De Jong regrese lo antes posible. Sin embargo, el neerlandés ha dejado claro que no apresurará su vuelta hasta estar completamente recuperado, sin establecer un cronograma específico para ello.
No quiere correr el riesgo de volver antes de tiempo y agravar su lesión. Mientras tanto, el equipo debe lidiar con su ausencia en un momento crucial de la temporada.
Frustración en el entorno del club
Su tobillo, gravemente afectado, ha sido el centro de atención médica, pero el jugador ha decidido seguir un tratamiento conservador, evitando la cirugía.
A pesar de que los médicos del club ven la operación como una vía más rápida hacia su recuperación, De Jong ha preferido no operarse. Argumenta que no hay garantías de que una intervención quirúrgica le asegure una recuperación sin molestias.
La negativa de De Jong a operarse ha generado frustración dentro del club, ya que una cirugía podría haber acelerado su regreso. Sin embargo, el jugador teme que una operación no garantice su plena recuperación. Además, la situación se ve agravada por la relación tensa que mantiene con la directiva encabezada por Joan Laporta.
En la anterior gestión de Bartomeu, De Jong fue considerado clave para el futuro del Barça, pero con la llegada de Laporta, su situación ha cambiado.
Primero intentaron venderlo, propuesta que De Jong rechazó. Luego, se filtró información sobre su elevado salario, que en realidad correspondía a pagos atrasados debido a la pandemia. Esta serie de eventos ha deteriorado la confianza entre el jugador y la junta directiva.
Consecuencias a nivel institucional
La negativa de De Jong a someterse a una operación podría tener repercusiones en el rendimiento del equipo. El Barcelona necesita recuperar jugadores en el mediocampo, y su prolongada ausencia representa un desafío para el cuerpo técnico.
Además, su contrato, que expira en 2026, añade incertidumbre sobre su futuro en el club. Si su relación con la directiva no mejora, podría buscar una salida al final de la temporada, o incluso antes, si la presión continúa tanto dentro como fuera del campo.
¿Un futuro incierto?
La situación de Frenkie de Jong refleja cómo las decisiones médicas pueden entrelazarse con la política interna de un club. A corto plazo, su recuperación es esencial para el Barça.
Sin embargo, su rechazo a operarse y la falta de una fecha clara para su vuelta complican la planificación deportiva. El tiempo dirá si De Jong volverá a ser el jugador decisivo que el equipo necesita, o si su salida del club se convierte en una posibilidad cada vez más real.