Han pasado cuatro años desde que Leo Messi abandonó el FC Barcelona y su recuerdo sigue intacto. El argentino dejó una herida abierta en la afición culé, imposible de cerrar para muchos. A sus 37 años, vive una etapa diferente, alejada del ruido mediático y enfocada en el futuro inmediato.
Desde que llegó al Inter de Miami, su prioridad ha sido clara: disfrutar del fútbol y preparar el Mundial 2026. En Estados Unidos ha encontrado la estabilidad que no tuvo en sus últimos años en Europa. Y su entorno familiar, feliz con el estilo de vida americano, tampoco presiona para cambiar de escenario.
Un entorno perfecto para la cuenta atrás
Messi tiene contrato en vigor con el Inter de Miami hasta 2026, fecha marcada por el Mundial. Es el objetivo que lo mantiene en activo, el último gran reto de una carrera descomunal. Ni siquiera el sentimentalismo por el Barça ha sido suficiente para alterar sus planes de ruta.
Durante meses, nadie del entorno del argentino había deslizado la posibilidad de un regreso al viejo continente. Las pocas veces que se habló de ello fue en clave simbólica, como homenaje o despedida final. Sin embargo, una reciente frase ha vuelto a agitar el tablero por completo.
La bomba no llegó desde el entorno de Leo ni de un directivo de su club actual. Tampoco fue una filtración interesada de agentes o periodistas con buena información. El protagonista ha sido un viejo conocido de Messi, amigo íntimo y excompañero de vestuario.
El guiño que lo ha cambiado todo
El nombre es Cesc Fàbregas, actual entrenador del Como 1907, club que compite en la Serie A italiana. En una entrevista reciente, fue preguntado sin rodeos si Messi jugaría con él en Italia. Su respuesta, breve pero cargada de intención, ha desatado una tormenta de especulaciones.
Fàbregas y Messi mantienen una relación personal que va más allá del fútbol desde hace años. Sus familias han compartido veranos, celebraciones y largas conversaciones sobre el futuro. Por eso, cuando Cesc dijo "nunca digas nunca", las alarmas se encendieron en toda Europa.
Y no lo hizo de forma protocolaria o evasiva. Lo soltó con una sonrisa cómplice, con esa naturalidad que solo tienen los que hablan desde la cercanía. Como quien sabe algo que aún no se puede decir en voz alta, pero que no quiere negar del todo.
Un escenario que parecía imposible… hasta ahora
El club en cuestión no es otro que el Como 1907, el equipo que dirige Cesc en la primera división italiana. Un proyecto humilde, pero con fuerte inversión y ambición por crecer, ubicado en una de las zonas más exclusivas del norte de Italia. El propio Messi ha veraneado varias veces allí con su familia.
El guiño de Fàbregas ha dado alas a la hipótesis de que Messi pueda tener su “último baile” en Europa. No en Barcelona, no en París… sino en Como. Un destino tranquilo, sin presión mediática, ideal para una transición suave hacia la retirada definitiva.
Por ahora, Leo sigue centrado en su día a día con el Inter de Miami, donde es la imagen y el alma del proyecto. Pero en el fútbol, las certezas se desmoronan con una sola frase. Y cuando esa frase la dice uno de tus mejores amigos, nada es casualidad.
Porque si algo ha demostrado Messi en su carrera es que nunca hay que dar nada por cerrado. Y sí, puede que ese “me gustaría ir…” tenga más verdad de la que parecía.