Dicen que la perfección no existe, aunque Nadia Comaneci nos demostrara lo contrario en los JJOO de Montreal, pero exista o no, el rendimiento siempre se puede mejorar. El FC Barcelona, contra todo pronóstico, la ha rozado en diferentes fases de la temporada actual, y debe proseguir su búsqueda de cara a la campaña 25/26 si quiere mantenerse en lo más alto. Pocas pegas se le pueden poner al conjunto de Hansi Flick, pero tal es la oportunidad que tiene este equipo de marcar un antes y un después en el fútbol moderno, que debe ponerse el foco en aquello que hay que perfeccionar para empezar desde ya a trabajarlo.
El aficionado culé ha disfrutado una barbaridad con el juego ofensivo de este Barça, un conjunto que ha cosechado cifras de escándalo en cuanto a goles anotados se refiere. Pero también ha sufrido en demasía en defensa. Y no por el rendimiento de sus zagueros, los cuales han cuajado una grandísima temporada, sino por el planteamiento tan atrevido planteado por Flick que, en ocasiones puntuales, se asemejaba a un suicidio deportivo. El mismo técnico alemán confesaba en una rueda de prensa que tocaba trabajar este verano, sobre todo, en el plano defensivo, para afinar un poco más los mecanismos y que el rival no pudiera plantarse solo ante el marco azulgrana con cierta facilidad. Ni un reproche a la forma de jugar que le ha reportado al FC Barcelona un triplete nacional, pero con un planteamiento defensivo un tanto menos arriesgado quizás la Champions también habría formado parte de la rúa.

En la misma línea, una pizca más de serenidad al inicio de los partidos no vendría mal, para evitar que el rival se adelante en el marcador a las primeras de cambio. Es verdad que las remontadas hacen que las victorias se disfruten el doble, pero tener que remontar no debería convertirse en algo habitual, y por desgracia lo ha sido en las últimas semanas. Casi en todos los escenarios la machada acabó saliendo bien, pero es inevitable pensar en que ante el Inter, tanto en la ida como en la vuelta, no haber encajado un 2 a 0 inicial hubiera podido cambiar el signo de la eliminatoria. Será trabajo del entrenador bajarle las revoluciones a una plantilla joven que, en el momento del pitido inicial, quiere devorar crudo al rival, cuando quizás lo que demanda el choque es cocerlo a fuego lento.
El juego a balón parado también ha hecho mucho daño a los de Flick este curso. Curioso es que, en ataque, el conjunto culé ha sabido sacar provecho de la estrategia, pero atrás ha recibido goles en faltas laterales y saques de esquina con cierta facilidad. Será también trabajo de Flick y su cuerpo técnico, en los próximos meses, buscar la manera de minimizar los daños en esta faceta, ya que erradicar este problema resulta imposible cuando no eres un equipo diseñado especialmente para basar tu fútbol en el juego aéreo.
La perfección puede o no existir, pero si el conjunto azulgrana trabaja los aspectos a mejorar este próximo verano, el Barça resultante de cara a la temporada 2025/26 puede ser una máquina de ganar títulos. Una versión mejorada, por imposible que parezca, del que nos ha deleitado en el presente curso.