Hombre con expresión seria y un globo de diálogo amarillo que dice "¡Adiós!"

Ni celebró cuándo el Barça ganó LaLiga: Está harto de Flick y Laporta, se quiere ir ya

Vive sus últimos días como azulgrana en un ambiente de despedida no declarada

El FC Barcelona celebraba su triplete con una explosión de júbilo junto a su afición. Montjuïc vibraba con abrazos, saltos, confeti y música en una noche que quedará en la memoria del barcelonismo. Pero no todos los rostros compartían esa felicidad.

Entre tantas sonrisas, hubo uno que no encajaba. Permaneció en silencio, sin participar del festejo. Observó desde la grada y, aunque pisó el césped, lo hizo con gesto contenido y alma distante.

Jugadores de fútbol celebrando un gol frente a una multitud de aficionados en un estadio.
Repitieron los goleadores de la jornada pasada | @FCBarcelona

Una figura fuera del foco

Mientras los jugadores celebraban ante una afición entregada, él parecía más un espectador que un protagonista. No se unió a los cánticos ni buscó a los fotógrafos. Solo caminó lentamente por el campo, como si no perteneciera ya a ese grupo.

Nadie lo mencionó durante los discursos. Tampoco lo señalaron como pieza de futuro. Su ausencia emocional fue tan clara que opacó la euforia general.

Un grupo de cuatro jóvenes posando juntos al aire libre con camisetas azules y accesorios llamativos.
Celebración de La Liga | @FCBarcelona

Hace no tanto, su nombre era sinónimo de esperanza y continuidad en el club. Cargó con expectativas desmesuradas y recibió el dorsal más icónico. El mismo que llevó el jugador más importante de la historia reciente del club.

Pero el tiempo, las lesiones y decisiones técnicas lo fueron apartando poco a poco. Salió cedido con la intención de reinventarse en otra liga. No logró recuperar su chispa.

Aunque regresó, su presencia ya no generaba ilusión. Ni para el público, ni para los técnicos. Ni siquiera para sus propios compañeros.

Un equipo de fútbol posa con trofeos frente a una portería en un estadio lleno de espectadores, acompañados por una mascota disfrazada de tigre.
Foto grupal con el titulo y toda la plantilla | @FCBarcelona

La grada lo miró, pero no lo aplaudió

Bajó al césped, sí, pero no fue parte de los abrazos colectivos ni de las fotos grupales. No se vio su nombre en las pancartas. Tampoco se escuchó un solo cántico en su honor.

Lo que una vez fue promesa, hoy parece una historia que se cierra sin estruendo. Su figura se desdibujó en medio del bullicio. Como si la fiesta no fuera con él.

Un hombre gesticula mientras habla en un evento deportivo, con dos personas en el fondo.
Hansi Flick | @FCBarcelona

Desde dentro del club se prepara su salida. El área deportiva no cuenta con él. El nuevo entrenador ha sido claro.

Pese a tener contrato en vigor, no entra en los planes para la próxima temporada. Su salario también es un problema para una entidad que necesita ajustar cuentas. Su agente ya trabaja en una salida que será compleja.

Un jugador de fútbol sonríe mientras lleva un peto rojo durante un entrenamiento.
Ansu Fati con el Barça | @FCBarcelona

El testigo ha cambiado de manos

En el campo, otro joven talento ha tomado su lugar. Deslumbra con desparpajo, velocidad y visión de juego. Representa ahora lo que alguna vez se esperaba de quien hoy permanece al margen.

La afición ya ha elegido a su nuevo ídolo. El relevo generacional está consumado. No hay marcha atrás.

Todo en el ambiente sugiere un cierre silencioso. No habrá homenaje ni despedida formal. Solo el eco de lo que pudo ser.

La dirección deportiva no contempla más oportunidades. Las tuvo, pero no las aprovechó. El club ha girado página.

Un jugador de fútbol corriendo en un campo con fondo azul y rojo.
Ansu Fati con el Barça | @FCBarcelona

Jorge Mendes le busca un nuevo destino. La Premier aparece como salida probable. Pero todavía no hay acuerdo cerrado.

Sí, era Ansu Fati. El que un día fue la gran esperanza, el nuevo 10 del Camp Nou. El que llegó a emocionar con su desparpajo y goles.

El que hoy no encuentra espacio en el Barça. Y cuya despedida no tuvo palabras ni focos. Solo un silencio tan rotundo como inevitable.