En la tercera jornada de Liga, en la que el Barça empató a uno frente al Rayo en Vallecas, Flick sorprendió con una decisión táctica. El técnico alemán alineó una defensa inédita, con Andreas Christensen y Eric García como pareja de centrales titulares. Fue una apuesta inesperada, teniendo en cuenta que en los dos partidos anteriores los elegidos habían sido Ronald Araújo y Pau Cubarsí.

El experimento no convenció. El Barça mostró muchas dudas en defensa y dio facilidades a un Rayo Vallecano que aprovechó los espacios para generar ocasiones claras. La zaga se mostró frágil y poco coordinada, lo que obligó a Joan García, portero titular, a multiplicarse para evitar una derrota.
Un coladero en defensa
El contraste respecto a las dos primeras jornadas fue evidente. Mientras con Araújo y Cubarsí la defensa había mostrado solidez, ante el Rayo la sensación fue la contraria: una zaga desajustada que permitió demasiadas llegadas. Joan García sostuvo al equipo, confirmando que ha caído de pie en la portería blaugrana, pero la debilidad atrás fue motivo de enfado para Flick.
El alemán había dejado claro desde su llegada que la solidez defensiva sería una de las claves del proyecto, y lo ocurrido en Vallecas supuso un paso atrás. La falta de intensidad, las pérdidas de marca y la lentitud en las coberturas dejaron a la vista que la pareja Christensen–Eric no funcionó.
Christensen, el gran señalado
Según informó El Nacional, la actuación de Andreas Christensen fue la que más molestó a Flick. El técnico acabó enfadado con el danés porque, a su juicio, jugó sin la intensidad necesaria en un encuentro de máxima exigencia. Su falta de agresividad en los duelos individuales y la sensación de desconexión en varios tramos del partido encendieron las alarmas.
Christensen había sido un jugador fiable desde su llegada al Barça, pero actuaciones como la de Vallecas generan dudas sobre su continuidad en el proyecto. Flick exige concentración máxima en cada partido y no tolera relajaciones, menos aún en una defensa que ya perdió a Íñigo Martínez este verano y que necesita solidez.
Futuro incierto para el danés
El contexto contractual tampoco ayuda. Christensen acaba contrato en 2026, en apenas un año, y las señales que llegan desde su entorno apuntan a que podría dejar el Barça.

En el Barça saben que deben gestionar bien este asunto. Si Christensen no muestra una mejora inmediata en su nivel, la directiva podría optar por escuchar ofertas en el próximo mercado para evitar que se marche totalmente libre. Mientras tanto, Flick tendrá que decidir si sigue confiando en él como opción en defensa o si prioriza a Araújo, Cubarsí y Eric.