El Barça sigue buscando fórmulas para reforzar su ataque, pero cada vez encuentra más obstáculos económicos en el mercado. Tras descartarse la opción de Nico Williams por su renovación, también se ha caído la alternativa Luis Díaz. El club no está dispuesto a pagar 80 millones de euros, ni a hipotecarse por un solo nombre.
Con Flick como nuevo técnico, Deco y Laporta exploran otras vías menos convencionales para completar la plantilla. La prioridad es incorporar talento con experiencia, pero sin desequilibrar las cuentas en plena fase de transición. Y ahí es donde apareció una opción que, por momentos, ilusionó a los despachos del Camp Nou.
Se trata de un futbolista joven, con pasado azulgrana, y que ya ha demostrado su nivel en ligas de primer orden. Tiene gol, desborde, visión de juego y puede actuar en varias posiciones del frente ofensivo. Además, su entorno lleva semanas presionando para facilitar su regreso a Barcelona.
Un talento que lo tenía todo para triunfar
La historia no es nueva: fue la gran joya de su generación y salió de La Masia con solo 16 años. Compartió vestuario con Fermín, Casadó y Balde, siendo el más mediático y brillante de todos ellos. Su salida provocó malestar, pero muchos entendieron que no le ofrecieron el espacio que merecía.
En su momento, pidió una hoja de ruta clara, oportunidades reales y un proyecto donde poder crecer sin obstáculos. Pero se encontró con una plantilla repleta de nombres consagrados que le cerraban cualquier posibilidad de subir al primer equipo. Luis Enrique, Xavi Hernández, Andrés Iniesta y compañía ya dominaban el vestuario sin discusión.
Desde la dirección deportiva no le ofrecieron garantías, y ante esa falta de confianza decidió escuchar propuestas externas. Varios clubes europeos se lo disputaron, y finalmente eligió firmar por un proyecto que prometía minutos y protagonismo inmediato. El resultado fue una salida prematura que hoy lamenta profundamente.
Quiere volver…
Ahora, años después, ha demostrado todo lo que prometía cuando era una promesa precoz en Sant Joan Despí. Ha brillado en Francia, se ha consolidado en Alemania y es internacional absoluto con una de las mejores selecciones de Europa. Tras una temporada notable, ha pedido salir de su actual club.
No quiere seguir en una plantilla que no jugará competición europea y cree que ha llegado su momento. Se ha ofrecido directamente al Barça y ha reiterado su deseo de volver a vestir de azulgrana. El problema, como siempre, está en el precio: el club que lo tiene lo tasa en 70 millones.
En el Camp Nou ven con buenos ojos su regreso, pero no están dispuestos a llegar a esas cifras. Laporta lo considera un futbolista muy interesante, pero no prioritario frente a otras necesidades más urgentes. Deco lo valora, Flick lo aprueba… pero la operación no es viable.
Para el Barça, eso es inasumible. Con los problemas financieros actuales y el límite salarial ajustado, el club no puede lanzarse a por él. Por muy simbólico que sea su regreso, no pueden repetir errores del pasado.
Así que, salvo giro inesperado, el reencuentro no se producirá. No volverá a jugar en el Camp Nou, al menos por ahora. Aunque sueñe con regresar a casa, Xavi Simons tendrá que esperar, Laporta y Deco ya han dicho “no”.