La pretemporada del Athletic Club ha dejado más sombras que luces y ha encendido las alarmas en San Mamés. El conjunto de Valverde acumula resultados preocupantes, con varias derrotas y sensaciones muy alejadas de lo esperado para un equipo que disputará la Champions League. Lesiones importantes, sanciones inesperadas y fichajes que todavía no se han adaptado han complicado el trabajo del técnico vasco.
Pero entre todas las situaciones que generan inquietud, hay un nombre que concentra gran parte de las miradas: Nico Williams. El delantero internacional español llegaba a este verano con el cartel de estrella y la expectativa de liderar al equipo. Sin embargo, sus actuaciones en los amistosos han dejado mucho que desear, con un rendimiento muy por debajo del que mostró en la pasada Eurocopa.
En el Barça, donde estuvo muy cerca de aterrizar, siguen con atención cada paso del atacante rojiblanco. Laporta y Deco habían preparado una ofensiva importante por él, convencidos de que su perfil encajaba perfectamente en el esquema de Hansi Flick. Pero su sorprendente renovación con el Athletic, anunciada entre sonrisas y rodeado de aficionados, cerró cualquier posibilidad de que vistiera de azulgrana esta temporada.

El bajón que confirma los temores
Para muchos culés, la decisión de Williams de quedarse en Bilbao ya levantaba algunas dudas. Su historial reciente de lesiones musculares y la irregularidad en sus últimas campañas hacían pensar que su fichaje podía ser arriesgado. Y lo visto en las últimas semanas parece darles la razón.
En varios amistosos, el atacante ha mostrado una evidente falta de chispa y una preocupante pérdida de confianza. Los defensas rivales han logrado neutralizarlo con relativa facilidad, y sus intervenciones han sido mucho menos determinantes de lo esperado. Esto ha generado un clima de críticas en la afición rojiblanca, que esperaba más de su jugador mejor pagado.
En el Barça, estas noticias se interpretan como una confirmación de que la operación, por muy atractiva que pareciera, implicaba un riesgo alto. Flick, que apostaba por reforzar las bandas, ha encontrado en otros fichajes perfiles que ahora mismo ofrecen mejores garantías.

Un vestuario en tensión
Las dificultades de Nico Williams no se limitan únicamente al plano deportivo. Según fuentes cercanas al club, algunas actitudes del jugador han generado malestar interno en el vestuario. Su lenguaje corporal en los entrenamientos y partidos recientes ha sido criticado por varios compañeros.
Este contexto complica la tarea de Valverde, que necesita a su máxima referencia ofensiva plenamente involucrada antes del inicio de la temporada oficial. La presión de disputar Champions después de más de una década sin hacerlo añade aún más exigencia.
En Can Barça, la situación se sigue analizando con cierto alivio. Pese a que en verano se valoró seriamente pagar su cláusula, las últimas semanas han reforzado la idea de que la inversión no habría sido la más acertada. Ahora, el club blaugrana puede centrarse en otros objetivos que generen menos incertidumbre.

El Barça ya mira hacia otro lado
Laporta y Deco no han cerrado la puerta a volver a interesarse por Nico Williams en el futuro. Sin embargo, son conscientes de que su fichaje tendría que ir acompañado de un cambio radical en sus prestaciones y su mentalidad competitiva.
Por ahora, la prioridad está en consolidar los fichajes ya realizados y buscar refuerzos en posiciones más urgentes. El caso de Williams sirve como recordatorio de que, en el fútbol, el rendimiento reciente pesa más que cualquier proyección de talento.
En definitiva, lo que debía ser el verano de la consagración para Nico Williams ha terminado convirtiéndose en un cúmulo de dudas. Y, visto desde Barcelona, esa situación solo refuerza la idea de que el Barça hizo bien en no insistir más.