Una relación perfecta es aquella en la que ambas partes obtienen un mismo beneficio. No abundan demasiado, pero las hay. La que iniciaron el pasado verano Hansi Flick y el FC Barcelona resulta un claro ejemplo de ello. Varios meses después de que rubricasen el contrato que los une, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que para el técnico alemán resultó un acierto aceptar la oferta culé, de la misma manera que el Barça dio en el clavo decantándose por incorporar al ex entrenador del Bayern.
Flick necesitaba un proyecto que lo volviera a poner en el foco. Ganador de un sextete el año de la pandemia, desapareció del mapa después de firmar un mundial decepcionante con la selección alemana. Desde entonces, poco o nada se sabía de él. En la misma tesitura se encontraba el Barça, inmerso en una crisis tanto económica como de juego y resultados, necesitado de encontrar a un capitán que volviera a dar el rumbo adecuado a la nave culé. Ahora que sus caminos se han cruzado, visto los frutos que está dando su relación, parece evidente que ambos se necesitaban mutuamente pero no lo sabían.

Todavía no hay ningún título en el bolsillo, más allá de la Supercopa conquistada a principios de año, pero se mantiene la lucha por el triplete. Y eso es algo que ni los más optimistas del lugar hubieran imaginado en agosto. El Barça está vivo en las tres competiciones, a 14 partidos de poder levantar Copa, Liga y Champions. Se consigan las tres, ninguna o alguna de ellas, la lectura debe ser la misma; el FC Barcelona ha vuelto, vuelve a pelear por los títulos importantes y lo hace a través de un estilo de juego atractivo, reconocible y valiente, por lo que la temporada 2024/25 puede considerarse ya a día de hoy todo un éxito.
Como decía al inicio, ambas partes de esta colaboración están obteniendo el mismo beneficio. Hansi Flick vuelve a ser considerado un entrenador top, está en boca de todos por lo que está consiguiendo con un equipo tan joven como talentoso y hay motivos de sobra para ello. Y el Barça idem de idem. Vuelve a poder presumir de fútbol ofensivo, de cantera y de ser la envidia de media Europa por cómo obtiene sus triunfos. Los caminos de ambos se cruzaron un verano de 2024, desde entonces todo seguidor culé disfruta de una relación perfecta que, ojalá, perdure en el tiempo.