El FC Barcelona atraviesa una situación delicada en muchos frentes, y uno de ellos es el ambiente en el Estadi Olímpic Lluís Companys. Desde la clausura de la Grada de Animación, los partidos en casa se han convertido en un espectáculo frío y sin apenas apoyo.
La decisión de la directiva de Joan Laporta de desactivar la grada ha generado molestia en la plantilla. Que siente que el equipo ha perdido un elemento clave en sus partidos como local. Sin el aliento de estos aficionados, Montjuïc se ha convertido en un estadio casi silencioso, muy lejos del ambiente del antiguo Camp Nou.

El conflicto con la Grada de Animación
La Grada de Animación estaba formada por cerca de 600 seguidores, que se encargaban de mantener el ánimo en los encuentros del Barça. Sin embargo, la relación entre el club y estos aficionados se fue deteriorando con el tiempo.
El punto de inflexión llegó cuando la Liga impuso una multa de 21.000 euros al FC Barcelona por cánticos de la grada. Laporta comunicó que, si los aficionados no pagaban la sanción, no podrían volver al estadio.
Ante la negativa de los seguidores a asumir el pago, el club optó por inhabilitar la grada. Dejando al equipo sin su núcleo más ruidoso de apoyo. Desde entonces, Montjuïc ha quedado dominado por turistas y aficionados ocasionales, lo que ha afectado la atmósfera en los encuentros.

Uno de los principales temores en el vestuario es que, en partidos importantes, el equipo no tenga el respaldo de su afición. En encuentros de Champions League, por ejemplo, se ha notado la ausencia de una grada fuerte que marque la diferencia.
Para el duelo ante el Benfica, se espera la llegada de 3.000 aficionados portugueses, lo que podría convertir el estadio en un campo neutral o incluso favorable para el rival. Esta situación preocupa tanto a los jugadores como al cuerpo técnico, que sienten que el factor cancha se ha perdido por completo.
GRADA DE ANIMACIÓN VS BARÇA: LA VERDAD SOBRE EL CONFLICTO
Raphinha toma la iniciativa
La plantilla del Barça es consciente de la importancia de contar con una grada que apoye al equipo. Tanto es así, que algunos jugadores han intentado mediar con el club para encontrar una solución.
Uno de los más comprometidos con la causa ha sido Raphinha. Quien incluso se ha ofrecido a pagar de su propio bolsillo los 21.000 euros de la sanción con tal de recuperar el apoyo.
El brasileño ha dejado claro que, si el club no asume el pago, él lo hará personalmente. Su gesto ha sido recibido con sorpresa en el vestuario, pero refleja el compromiso de los jugadores con la afición y la importancia que le dan al respaldo del público.

Laporta busca una solución alternativa
A pesar de la presión del vestuario, la directiva del Barça se mantiene firme en su decisión de no recuperar la antigua Grada de Animación. En su lugar, el club ha puesto en marcha un nuevo proyecto. Dejando el tema en manos de una empresa especializada en "animación, mediación y participación".
El objetivo de esta iniciativa es encontrar una nueva fórmula para llenar Montjuïc de ambiente sin depender de los antiguos grupos de animación. Sin embargo, este proceso llevará tiempo, y mientras tanto, el equipo seguirá jugando en un estadio sin alma.

La plantilla del Barça siente que la situación debe resolverse cuanto antes. Están acostumbrados a jugar en ambientes hostiles en los desplazamientos, pero no entienden por qué también deben sentirse visitantes en su propio estadio.
Raphinha ha dado el primer paso, pero ahora la pelota está en el tejado de la directiva. La pregunta es si Laporta aceptará la ayuda o si seguirá adelante con su plan de reinventar la grada sin contar con los aficionados que eran la voz del Barça.