Un jugador de fútbol celebra con un trofeo en alto, vistiendo una camiseta azul y roja, rodeado de una multitud en un estadio.

Por favor, que ruede el balón cuanto antes

Un verano más, las noticias extradeportivas están dejando la imagen del club por los suelos.

No miento a nadie si afirmo que los aficionados del FC Barcelona esperaban un verano mucho más tranquilo que el anterior. La situación económica parecía haber mejorado, el fichaje de Nico Williams estaba prácticamente hecho, el nuevo Camp Nou abriría sus puertas para albergar el Trofeo Juan Gamper y, con el trabajo realizado por el área económica de la entidad, la inscripción de los futbolistas no debía correr peligro. Pues nada más lejos de la realidad. A la hora de la verdad, los meses de junio, julio y agosto están dejando un reguero de noticias extradeportivas que dañan de una manera irreparable la imagen del club.

Lo de Nico es quizás lo menos importante, porque, al final, que un jugador te deje tirado por segunda vez en dos años a cambio de dinero, te empequeñece tanto a ti como a él. Pero más allá de este asunto, el cual con el paso de las semanas quedará para el recuerdo como una mera “anécdota”, nos topamos con circunstancias mucho más sonrojantes que dejan en evidencia la fortaleza y seriedad institucional del Barça. Los despropósitos fuera del terreno de juego se multiplican, salpicando, y de qué manera, a un escudo que volvía a recuperar el reconocimiento que siempre ha merecido. 

No hace tantos años, en verano, la prensa barcelonista debía centrarse en las noticias relacionadas con posibles nuevos fichajes. Eran los meses en los que, por encima de todo, se planificaba la suerte del siguiente curso, leyendo portadas en las que se relacionaba a las mayores estrellas futbolísticas con el nombre del FC Barcelona. Pero desde un tiempo hacia aquí, la cosa ha cambiado. Los periódicos afines al Barça se tiñen de sensacionalismo, centrándose en noticias extradeportivas porque el club se lo pone en bandeja, generando situaciones que no dejan en buen lugar a la entidad. A día de hoy, se podría decir que el seguidor culé empieza a temer estos meses, porque con el balón en el saco y los estadios sin fútbol llegan los problema que poco tiene que ver con la pelota y que empañan todo lo que se está consiguiendo sobre el césped.

A 8 días de empezar una temporada que, tras lo cosechado el curso pasado, se prevé emocionante, nos encontramos con que el Barça ha dejado marchar gratis al Al Nassr a Iñigo Martínez, uno de sus mejores hombres el curso pasado. Se habla de un pacto de caballeros entre futbolista y entidad, de que la salida del central vasco era la más lógica teniendo en cuenta su edad, pero también de que el fair play que genera su marcha ayudará a que se realicen una inscripciones que, sorprendentemente con el paso de los días, volvían a estar en seria duda. En segundo lugar, a pesar de que la vuelta al Camp Nou se anunciara a bombo y platillo por parte del club para mediados de agosto, se acabó confirmando que no será así, provocando de nuevo una noticia sonrojante para la institución barcelonista. 

De por medio, existe una guerra declarada FC Barcelona - Marc-André ter Stegen, que lejos de apaciguarse con el paso de los días parece avivarse más que nunca, sin saber muy bien cómo va a acabar una batalla que, de nuevo, deja muy maltrecha la imagen de ambas partes. Y, para acabar, los acuerdos con el Congo, el conflicto con los dorsales, el mensaje de Fermín en Instagram o la retirada de la capitanía al portero alemán son auténtica carnaza y un regalo bien envuelto para todo aquel que busque desprestigiar y desestabilizar al club. Así pues, solo queda desear que el balón eche a rodar cuanto antes, o la imagen del Barça acabará, si no lo está ya para desgracia de sus seguidores, hecha añicos.