Un hombre gesticula mientras habla en un evento deportivo, con dos personas en el fondo.

Lectura positiva de un empate

El Barça perdió ante el Betis la oportunidad de sentenciar la Liga. A pesar de ello, el empate deja también una lectura positiva.

Desde el mismo instante en que Hugo Duro marcaba el 1 a 2 en el Bernabéu, sin que quedara tiempo para que apareciera la famosa heroica del Real Madrid, el aficionado culé veía la Liga medio ganada contando con que se superaría al Betis pasadas unas horas. La euforia corrió como la pólvora por las calles de Barcelona, incluso se escucharon algunos petardos con la inesperada victoria valencianista en el coliseo blanco, dando por hecho que un Barça en un estado de forma que asusta iba a doblegar a un conjunto verdiblanco que, además, no podía contar con Isco para medirse a los de Flick. Pero los planes no siempre salen como uno desea. El cuadro barcelonista jugaba en casa, con la motivación extra de saber que la victoria suponía algo más que tres puntos y con la confianza por las nubes, pero ni por esas fue capaz de conseguir el triunfo.

El empate a uno final demuestra varias cosas. Primero, que el Barça no es una máquina, sigue teniendo, como cualquier equipo, días mejores y días peores. Noches en las que todo sale por sí solo, y otras en las que cuesta mucho más tener esa finura que le ha llevado a estar imbatido en 2025. Segundo, que el Betis es uno de los equipos más en forma del campeonato. Sin su jugador más diferencial, los de Pellegrini mantuvieron a raya a los hombres de Flick en el primer tiempo y, a pesar de que en el segunda mitad sufrieron para mantener el empate, dejaron claro que son un firme candidato a conseguir un billete para la próxima Champions. Y tercero, que ganar esta Liga va seguir siendo todo un desafío, porque el calendario del Barça no es sencillo y estar luchando por las tres competiciones te impide poder centrarte en una en concreto.

El Barça no conquistó el sábado media Liga, desperdició una oportunidad de oro para hacerlo, pero hasta las cosas que a primera vista parecen negativas, tienen también su lectura positiva. 22 partidos invictos son muchos, una auténtica barbaridad. Y suponen un peligro de cara a que quien está acostumbrado a ganar pueda bajar inconscientemente el nivel de intensidad. Flick se encarga de que no sea así, pero un traspié como el del sábado ayuda a que unos jugadores muy jóvenes entiendan que cada encuentro es un desafío diferente al anterior, que haber ganado en el Metropolitano tres días antes no te regala media victoria frente al Betis. Muchos integrantes de la plantilla acabaron el partido ante el cuadro andaluz con un enfado monumental, por no haber sido capaces de ganar un duelo que hubiera puesto la Liga muy de cara. Y eso puede suponer algo de vital importancia; el Barça dejó escapar dos puntos y la oportunidad de sentenciar el campeonato, pero el tropiezo garantiza que de aquí a final de temporada no haya ningún tipo de relajación.

En los próximos 9 días el FC Barcelona deberá buscar el pase a unas semis de Champions, a través de un doble enfrentamiento que se prevé apasionante con el Borussia Dortmund. Y también se medirá a un Leganés en Butarque que se juega la permanencia en cada partido. No haber logrado el triunfo ante el Betis debe servir para que en estos 270 minutos veamos un Barça que no de tregua, que ahogue al rival desde el minuto cero y lo acabe doblegando por extenuación. Porque ahora, tras ese frustrante uno a uno del sábado, los jugadores y el propio Hansi Flick son más conscientes que nunca de la dificultad que entraña rayar la perfección cada tres días. Si ya de por sí estaban comprometidos con la causa, ese reparto de puntos hará que no se deje de pisar el acelerador de aquí a final de temporada. Es la prueba fehaciente de que un empate, a tiempo, también puede tener su lectura positiva.