Lamine Yamal es la gran estrella del Barça. Con solo 17 años, se ha convertido en el jugador más determinante del equipo, el más desequilibrante y el más ilusionante. Por eso, dentro del club, su renovación hasta 2031 se celebra como si fuera el mejor fichaje del verano.

En medio de un contexto económico complicado, asegurar a la joya más brillante de La Masía es una señal de fuerza del Barça y una declaración de intenciones.
Un fenómeno global
Pero el impacto de Lamine Yamal va más allá del césped. Su talento, carisma y juventud lo han convertido ya en un fenómeno global. No solo lidera al Barça en el campo, sino también fuera de él.

Ya es un reclamo para patrocinadores, medios de comunicación y, lo que es aún más importante, para otros futbolistas. Su presencia en el vestuario genera admiración y muchos jugadores sueñan con compartir equipo con él.
Luis Díaz quiere jugar a su lado
En este sentido, según informa El Nacional, uno de los nombres propios que más insiste en su deseo de llegar al Barça es Luis Díaz. El extremo colombiano del Liverpool estaría como loco por aterrizar en Barcelona y formar dupla con Lamine Yamal.
Su entorno ya ha hecho llegar al Barça que vería con muy buenos ojos un cambio de aires este verano, siempre que el club esté dispuesto a dar el paso. Luis quiere un nuevo reto y cree que encajaría perfectamente, donde su regate y desborde por banda izquierda se complementarían a la perfección con el talento de Lamine.
El Barça también lo quiere, pero el Liverpool pone barreras
Desde el club blaugrana también hay interés real. Luis Díaz encaja en el perfil de extremo puro que busca Hansi Flick, alguien que pueda generar peligro constante y dar profundidad al ataque. Deco ya lo tiene señalado como una de las prioridades si se dan las condiciones económicas para abordar el fichaje.
No obstante, el Liverpool no tiene intención de venderlo y, en caso de hacerlo, exige una cifra mínima de 80 millones. Además, en Anfield consideran a Díaz una pieza fundamental de su proyecto. El Barça lo sabe, y aunque no pierde la esperanza, entiende que será una operación muy complicada.