El FC Barcelona afronta el tramo final de mercado con la sensación de haber dejado escapar un talento. La directiva había considerado muy seriamente la posibilidad de repescar a un jugador que se marchó demasiado pronto. Su nombre siempre ha estado sobre la mesa y su futuro podía haber cambiado la planificación deportiva.
Este futbolista se convirtió en una de las piezas más seguidas de Europa por su crecimiento en Bundesliga. Su madurez competitiva y la capacidad de desequilibrar en distintas posiciones lo convirtieron en un objetivo prioritario. Desde el Camp Nou se valoró la opción de acometer la operación, pero el precio lo complicaba todo.
Los rumores durante el verano se multiplicaron, señalando a varios equipos interesados en sumarlo a sus proyectos deportivos. En la Premier League aparecieron ofertas muy serias y el jugador estaba dispuesto a escuchar propuestas atractivas. Todo ello coincidió con los contactos discretos que Laporta y Deco intentaron mantener para tantear un posible regreso.

El interés del Barça fue real
En Can Barça había ilusión por verlo compartir vestuario con jóvenes como Lamine Yamal o Pau Cubarsí. El regreso de un talento con ADN culé suponía reforzar la identidad futbolística y mejorar la proyección del centro del campo. Sin embargo, la economía del club no estaba en disposición de asumir una inversión de tal calibre.
La situación se complicaba porque el club alemán, dueño de sus derechos, nunca pensó en dejarlo escapar barato. El precio de salida rondaba los 90 millones, una cifra imposible de afrontar en este momento para el Barça. Aunque existía deseo, el ‘fair play’ económico y la necesidad de inscribir a nuevos jugadores lo impedían todo.
Hansi Flick había dado el visto bueno a la operación en caso de encontrar espacio salarial suficiente en verano. El técnico valoraba su polivalencia, su personalidad y la madurez con la que ya rendía en grandes escenarios europeos. Incluso reconoció en privado que era uno de los fichajes que más le apetecía de cara al futuro.

La Premier se adelanta
La dirección deportiva, consciente de que no podía llegar a esas cifras, decidió esperar a otro mercado. La esperanza era que el jugador mantuviera su paciencia y pudiera esperar la oportunidad de regresar a Barcelona. Pero la realidad fue muy distinta, ya que los grandes clubes europeos no tardaron en mover ficha rápidamente.
En Londres había interés máximo desde hace meses y la oportunidad apareció justo en el momento indicado. Conscientes de que el jugador deseaba dar el salto a un campeonato más exigente, aceleraron los movimientos con rapidez. La oferta fue clara y directa: cerca de 90 millones de euros más una ficha de estrella inmediata.
El club alemán aceptó sin demasiadas dudas, asegurándose un beneficio económico récord y repitiendo su habitual modelo de negocio. Comprar barato, potenciar en Bundesliga y vender a precio de oro: la fórmula volvió a dar resultados extraordinarios.

El desenlace definitivo
En Barcelona la noticia no fue bien recibida, especialmente dentro del vestuario. Varios jugadores mantenían contacto estrecho con él y soñaban con volver a coincidir en el Camp Nou. Su fichaje por otro club, además, cierra de forma definitiva la puerta a cualquier regreso en un futuro próximo.
La afición culé se ha mostrado resignada tras conocer que otra de sus joyas formadas en La Masia se marcha. En redes sociales, muchos recordaron que se trataba de una de las mayores promesas del fútbol europeo. Ahora, la herida se agranda porque su destino será uno de los grandes enemigos deportivos de la entidad blaugrana.

El futbolista en cuestión es Xavi Simons, canterano del Barça que abandonó el club demasiado joven. Tras brillar en PSG y consolidarse en Leipzig, ahora ha dado el salto definitivo a la Premier League. El Chelsea se ha llevado la firma, convirtiéndolo en uno de los fichajes más potentes del verano.
Para el Barça supone perder una oportunidad estratégica y ver cómo un rival directo se queda con su talento. Laporta y Deco valoraron seriamente su regreso, pero el contexto económico terminó frenando cualquier opción real de negociación. Mientras tanto, Simons comienza una nueva aventura en Londres, justo cuando en Barcelona más se le necesitaba.