La historia del FC Barcelona está plagada de acciones concretas que han desembocado, tiempo después, en puro éxtasis deportivo. El aficionado culé recuerda el trallazo de Koeman en Wembley, que otorgó al conjunto azulgrana su primera Copa de Europa, pero este no se hubiera llegado a producir si Jose Mari Bakero no hubiera volado por encima de numerosas torres germanas en Kaiserslautern. También tenemos grabada a fuego en nuestra memoria la Champions que le dio el triplete al Barça de Guardiola, superando en Roma al Manchester Utd de Cristiano y Ferguson, pero aquella “orejona” no se hubiera conquistado de no ser por el milagro que el bueno de Andrés Iniesta certificó en Stamford Bridge.
Como estos dos ejemplos podemos citar muchos más. Eso sí, la mayoría de estos hechos puntuales que, a posteriori, acaban sirviendo para celebrar la conquista de un título, suelen darse en la parte final de una temporada, no al principio. Pero el conjunto dirigido por Hansi Flick rompe esquemas también en este aspecto, ya que al poco de que el balón echara a rodar de manera oficial en la campaña 2024/25, ya se había dado una acción concreta que ha podido marcar el devenir de una liga o, incluso, de algún otro título.
El autor de tal jugada no fue otro que Pau Cubarsí, el joven canterano que se ha metido a la afición en el bolsillo y que ha enamorado al ex entrenador del Bayern con apenas 17 años. Un futbolista que debutó en el primer equipo de la mano de Xavi Hernández y que, al igual que sucede con Lamine Yamal en el plano ofensivo, juega como un auténtico veterano cuando todavía debería tener ficha de juvenil.
Un despeje de valor incalculable
La visita a Mestalla en la primera jornada de liga llegaba tras encajar un 0 a 3 en el Trofeo Joan Gamper. Dicho resultado sembró de dudas a un equipo que además acumulaba numerosas bajas de cara a ese estreno liguero. Y la cosa no empezó nada bien para el conjunto azulgrana, ya que el Valencia logró adelantarse en el marcador justo antes del descanso por mediación de Hugo Duro. Pero a pesar de que el tanto llegó en el minuto 44, todavía quedaba tiempo para que sucedieran cosas antes de que el colegiado de turno señalara el camino de los vestuarios.
Ya en el descuento, un error en la salida del balón de Ter Stegen acabó con el esférico a pies del autor del gol valencianista, quien lo tenía todo a favor para anotar el segundo y sentenciar prácticamente el partido. Pero la aparición estelar de Pau Cubarsí bajo palos sirvió para repeler el disparo justo antes de que el balón rebasara la línea de gol. Una acción que sirvió para mantener al Barça en el partido, y que adquirió todavía mayor importancia cuando en la siguiente jugada un centro de Balde fue rematado en semifallo por Lamine y enviado al fondo de la portería por un oportunista Robert Lewandowski.
El Barça había salvado todo un “match ball” para acto seguido comenzar a experimentar un crecimiento que dura hasta día de hoy. En la segunda mitad de Mestalla un penalti sobre Raphinha sirvió para que “Lewy” anotara su doblete particular, certificando la victoria en Valencia y brindando a Flick una semana de calma en la que trabajar con el equipo sin la presión que ejerce un mal resultado. Desde entonces, victorias trabajadas ante Athletic y Rayo, goleadas por doquier, exhibiciones ante Bayern y Real Madrid y tan solo dos traspiés, en dos encuentros en que las cosas se torcieron por diferentes motivos.
Cubarsi, un defensa “made in Barça”
La acción de Pau Cubarsí en Mestalla es solo la guinda del pastel en una temporada, por ahora, espectacular del central gerundense. Junto a Íñigo Martínez forma la pareja de centrales de moda en el fútbol europeo, habiendo perfeccionado la táctica del fuera de juego hasta el punto de desesperar a atacantes rivales de primer nivel como Kylian Mbappé, Vinicius Jr o Harry Kane. ¿Dónde está el techo de este jugador? Habrá que ir con extrema cautela, se trata de un futbolista muy joven que ha mostrado un nivel superlativo en un abrir y cerrar de ojos, de modo que es tarea de Hansi Flick mantenerlo con los pies en el suelo y centrado en su crecimiento dentro y fuera de los terrenos de juego.
A sus prestaciones defensivas debemos añadirle la que quizás sea su mejor virtud; la salida del balón. Pocos centrales encontramos en el panorama internacional con una visión de juego tan nítida. Ya sea a través del pase corto o del desplazamiento en largo, Cubarsí sabe encontrar casi siempre al hombre libre, poniendo el esférico donde quiere y en disposición de poder jugarlo al primer toque por quien lo recepciona. Estas aptitudes tendrían importancia en cualquier equipo, pero resultan vitales en un conjunto que siempre intenta salir desde atrás con el balón controlado como es el Barça.
El FC Barcelona vive un presente que pocos imaginaban hace dos meses. Es complicado obtener mejores resultados con un juego más vistoso, todo sale a pedir de boca en el día a día del conjunto azulgrana y la afición vuelve a sonreír. Pero este momento actual podría ser muy diferente si el Barça llega a caer en Valencia en la primera jornada, donde hubieran aparecido las dudas y, seguro también, las críticas a Flick y sus pupilos. Pero Pau sacó ese balón bajo palos, apareció de la nada para darle una vida extra a su equipo, un despeje que fue el inicio de un bonito cuento de hadas en clave culé.