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Un jugador de fútbol de pie observa a otro jugador que está tendido en el suelo durante un partido.

Cielo e infierno

En apenas 4 meses, el Barça de Hansi Flick nos ha mostrado su mejor y su peor cara.

Ningún seguidor barcelonista, en su sano juicio, dudaba de que esta no iba a ser una temporada tranquila. Sin embargo, el hecho de que el arranque de la campaña 2024/25 fuera sorprendentemente buena para los intereses azulgranas, provocó que, poco a poco, la afición culé se olvidara del momento que atraviesa el FC Barcelona. Ahora, 4 meses después de que echara a rodar el balón en competiciones oficiales, el aficionado sabe ya a qué atenerse, consciente de que en cualquier partido el Barça puede acabar entusiasmando o desesperando a toda una masa social.

Se tocó el cielo demasiado pronto, goleando a varios rivales, entre ellos el Bayern Múnich y Real Madrid, este último en el Santiago Bernabéu, lo cual no puede resultar más cegador para un seguidor barcelonista. Pero poco a poco a este equipo se le han ido viendo las costuras, lógicas por otra parte, teniendo en cuenta la juventud de la plantilla y el poco tiempo que lleva Flick en el banquillo. El descenso a los infiernos dura ya semanas, con alguna que otra parada que hace recuperar la fe, como las victorias en Mallorca o en el Signal Iduna Park de Dortmund, pero con otras derrotas sonrojantes que hacen pensar que el Barça no será candidato a ganar una competición donde se premia la regularidad.

A falta de una jornada para acabar la primera vuelta, el conjunto de Flick se ha dejado 16 puntos por el camino, 13 en los últimos cinco encuentros. Allá por el mes de agosto, se temía que el Madrid de Mbappé pudiera estar ya a una distancia considerable al llegar al ecuador de la competición, y de hecho, lo único que lo ha evitado ha sido la mala temporada que por el momento están realizando los de Ancelotti. Porque el Barça sigue inmerso en una espiral de irregularidad que no sabemos si será pasajera o si ha venido para quedarse, pero que todavía no ha acabado de desesperar a la afición porque el conjunto merengue padece ese mismo mal, con los blancos muy distanciados en la tabla la cosa sería muy distinta y probablemente todo hubiera saltado por los aires.

En apenas 4 meses los seguidores azulgranas ya saben lo que es tocar el cielo y vivir un fulgurante descenso a los infiernos. El Barça todavía no ha llegado a quemarse, pero las llamas que salen del inframundo empiezan ya a acariciar a Flick y a sus hombres, quienes han sido capaces de devolver la ilusión a una afición tocada en lo anímico y que ahora se muestran incapaces de volver a mostrar dicho nivel. ¿Conclusión? Cuando te dan algo que llevas mucho tiempo esperando y luego te lo quitan, acabas pensando que quizás hubiera sido mejor que no te lo hubieran dado.