Lo de La Masía hace tiempo que dejó de tener ningún tipo de sentido. La cantera azulgrana, fuente inagotable de jóvenes talentos, ha logrado en los últimos años que la afición culé sienta la misma expectación por la llegada de un fichaje de primer nivel que por la presencia en el primer equipo de un nuevo canterano. Es simplemente espectacular. Cuanto más ha necesitado el Barça a sus chicos, más han acudido estos a su llamada. En tiempos en los que el club dirigido por Joan Laporta no se ha podido permitir grandes movimientos, sus categorías inferiores han demostrado que el trabajo que se hace en el fútbol base acaba dando sus frutos, permitiendo que un conjunto al que muchos daban por muerto hace pocas temporadas haya renacido, y de qué manera, en el panorama futbolístico internacional.
Cada pretemporada es una sorpresa. El seguidor barcelonista está muy atento al mercado, a la espera de ver qué posibles fichajes se realizan para reforzar la plantilla. Pero, de igual manera, también se está muy pendiente de los chicos de la cantera que son llamados para entrenar con el primer equipo. Y no es para menos. Los Gavi, Balde, Cubarsí, Lamine Yamal, Fermín, Casadó, Gerard Martín y Marc Bernal se han encargado de devolverle la ilusión a una afición tocada en lo anímico, falta de alegrías. Y todo eso, además, en una época extremadamente difícil para el club. ¿Lo mejor de todo? Qué las sorpresas que genera La Masía cada año parecen no tener fin. Temporada tras temporada se escuchan nuevos nombres que, con la extrema juventud y el talento por bandera, intentan convencer al entrenador de turno de que merecen compartir vestuario con los mayores.Y eso, en época de crisis, tiene un valor incalculable.
El último en salir a la palestra ha sido Dro, un chico de 17 años de padre gallego y madre filipina, que la temporada pasada había vivido a caballo entre el juvenil B y el juvenil A campeón de todo con Belletti. Inicialmente no partía entre los favoritos para participar en la gira por Japón y Corea, pero rápidamente despertó el interés de un Hansi Flick que no suele equivocarse en sus primeras impresiones. Y el técnico alemán parece haber dado en el clavo una vez más. En el primer partido amistoso de la pretemporada culé Dro tan solo necesitó 10 minutos para dejar destellos de calidad y un gol de bella factura. Buena conducción, velocidad endiablada, facilidad para llegar al área rival y buen disparo desde la frontal. Así, como cualidades para una carta de presentación, no están nada mal.
Una vez más, la premisa debe ser la misma que en los anteriores casos; paciencia con el chaval. Que jugadores como Pau Cubarsí o Lamine Yamal formen parte del primer equipo del Barça con tan solo 18 años invita a pensar que esto puede ser algo habitual, pero son dos casos muy excepcionales. Los dos próximos partidos en tierras coreanas y el Trofeo Joan Gamper, ante el Como, serán tres fantásticas oportunidades para seguir viendo a la nueva perla de la cantera culé, que puede actuar tanto en los interiores como en la mediapunta, aunque Flick lo ha probado también como extremo. Cualidades y ganas de comerse el mundo no le faltan al chico. ADN Barça tampoco. Abran paso a Dro, llega pisando fuerte.